Hoy toca revuelto de noticias variadas para animar el lunes:
– Por una parte, no puedo evitar comentar la gala de los Goya de anoche, aunque yo no la haya visto. Una de las ventajas de consumir entretenimiento en dos pantallas al mismo tiempo es que puedes estar viendo un programa de televisión cualquiera, mientras sigues otro que se emite en directo a través de los comentarios de tus contactos o del hashtag elegido para la ocasión. Ayer no era necesario tragarse una gala más de las eternas e insoportables con que casi siempre nos entretienen los organizadores de este tipo de eventos. Las galas americanas no son mucho más entretenidas, no nos equivoquemos, lo que ocurre es que sus protagonistas son menos de andar por casa y para muchos son parte de la familia televisiva en un grado en el que nunca podrán estar los protagonistas españoles, una vez más, por ese misterio que da la distancia. Además, las galas americanas las vemos grabaditas y con el dedo puesto en el fast forward, así que los discursos del Macho de turno, nos los saltamos sin impunidad ni complejos. Alguna ventaja había de tener la diferencia horaria. Pese a todo, la gala de ayer hizo un 23% de share, un dato excelente que avala la emisión, aunque de esos 4 millones de espectadores hubiera muchos solo viendo el programa para poder protestar, ya lo dijo Julito Iglesias «que hablen de mí, aunque sea bien».
– Seguimos con TVE, esta vez para comentar el dato económico de la jornada, ese millón de euros que se supone pagaban a Rafa Nadal para ser los primeros en conseguir sus declaraciones al finalizar los partidos. ¿Un millón de euros? Ya no es solo la cifra, que en medio de todos los gastos del ente puede hasta parecer poco, es la necesidad de hacer semejante desembolso, que no parece justificable. De entrada, es habitual que las cadenas que retransmiten un evento deportivo tengan ya la prioridad para acceder a los deportistas, bien por estar mejor ubicados en el terreno de juego, bien por la propia deferencia de los contendientes hacia quienes en su país les dan relevancia. Pero, incluso no siendo así, no veo la necesidad de acceder en primicia a estas declaraciones, desde luego no a cambio de un desembolso económico. En mi opinión, absolutamente injustificado, viniendo de una cadena pública, claro. (ACTUALIZACIÓN: Varios días más tarde, Nadal desmiente este punto).
– Ahora entremos en el capítulo de las ridiculeces, concretamente las de los menores que deben salir pixelados en televisión, pero no así en revistas y actos públicos. Veo esta mañana en El programa de AR la participación en un desfile de la hija de Ortega Cano, un desfile público al que asisten medios de comunicación y personas de a pie, es decir, no es un acto privado, ni por invitación, ni nada parecido. La niña, que tiene 16 años, desfila con desparpajo ante la mirada orgullosa de sus familiares y la curiosidad de los medios. Apuesto lo que sea a que son varias las revistas que esta semana publican las fotos de la cría que, sin embargo, aparece pixelada en televisión y yo me pregunto ¿es que los menores solo deben ser protegidos de las miradas de los espectadores? ¿es que el hecho de ser espectador de televisión te convierte en un monstruo del que deben estar protegidos los niños? Si yo estoy en el evento, la puedo ver, si yo voy a la peluquería y leo una revista, la puedo ver, pero, si estoy en mi casa desayunando frente a la tele, mi mirada es objeto de censura ¿alguien que me lo explique con palabras que yo entienda?
– Una de polémica: la prohibición de grabar en televisión (y no solo) con cámaras ocultas, una de las prácticas más habituales de algunos programas de investigación (y de cotilleos) para desenmascarar a caraduras y delincuentes, hasta ahora. Yo puedo entender que la práctica llegue a convertirse en abusiva. Puedo entender que algunas personas se sientan intimidadas en determinados momentos por esta posibilidad y que se haya llegado a usar estas grabaciones con fines no del todo loables, es más, estoy segura de que atentan contra la intimidad de las personas en muchos de los casos en los que son utilizadas y que, como ocurre tantas veces, para proteger a los inocentes debamos evitar que se pongan en práctica algunas actividades que sacan a la luz a los no tan buenos pero ¿no nos hemos cargado así un género periodístico de un plumazo? ¿qué se está protegiendo exactamente? No recuerdo ningún caso escandaloso de violación de privacidad o intimidad y sí en cambio buenos reportajes que han sacado a la luz delitos graves ¿teme la justicia que las cámaras les saquen los colores en más de una ocasión investigando delitos flagrantes que permanecen desatendidos? Interesante debate que invita a la reflexión.
Me has dejado anonadada con lo de Nadal.
Y luego iran recortando sueldos, quitando series y programas porque dicen que no hay dinero.
¡Panda de sinvergüenzas!, pero más sinvergüenza me parece Rafa Nadal que hasta cobra por abrir la boquita. Nunca me ha caido bien y con esto aun me cae peor.
Sobre lo de la camara oculta, tengo opiniones encontradas. Por una parte, me parece bien que se utilicen porque gracias a ellas se han podido descubrir muchos delitos (drogas, prostitucion, blanqueo de dinero, etc…), pero por otra parte no me gustaba el caliz que estaba tomando ultimamente, ya que se utilizaba camara oculta para ridiculizar al famoso de turno con gente que nunca sabias si realmente era una camara oculta o algo pactado entre la productora del programa y el supuesto cazado con dicho metodo.