El miércoles cerraba temporada el show musical de Antena 3, Tu cara me suena, una de las ofertas más «novedosas» del año y que ha logrado mantener una excelente cuota de share hasta llegar a un 25,9% en su entrega final, un dato de esos que últimamente solo vemos en granes eventos deportivos o en La 1. Pero ¿cuales son los ingredientes de éxito de Tu cara me suena?
Efecto novedad: pese a que esta característica debería ir entrecomillada, como ya he hecho en la entradilla, el cambio de registro que ha hecho Antena 3 con este programa solo podía dar como resultado un estrepitoso fracaso, teniendo en cuenta que la mayoría de los espectadores están acostumbrados a ver series y películas en la franja del prime-time, o un acierto total, derivado precisamente del cambio de registro en una noche típicamente dedicada a la ficción. En este caso ha sido lo segundo, pero estoy segura de que era una apuesta a ciegas, aunque sustentada en el siguiente punto a destacar.
Coherencia con la evolución de la parrilla: desde que Antena 3 decidió darle una oportunidad seria a los concursos y abandonar por completo el corazón, el público ha demostrado estar dispuesto a probar formatos nuevos, entretenidos y para toda la familia. En este contexto en el que El Hormiguero parece funcionar tan bien (unas veces más que otras, dependiendo del invitado) y los concursos de la tarde plantar cara en algunas ocasiones al mismísimo Sálvame del mismo modo que Sobera ha hecho con el Deluxe, probar suerte en el prime-time diario era solo cuestión de tiempo.
Selección de protagonistas: una vez tomada la decisión de adaptar Lluvia de Estrellas al año 2011, solo quedaba hacer un buen casting y, en este caso, lo han bordado, demostrando una vez más cuan importante es para cierto tipo de programas que los protagonistas den juego y tengan una dinámica adecuada, entre ellos y con el propio formato.
Un presentador correcto: Manel Fuentes como presentador ha estado correcto y discreto. Su papel tampoco pedía mucho más, aunque todos sabemos ya cuanto mal puede hacer un presentador que no termina de estar cómodo en su papel y transmite inseguridad.
Un jurado que no es protagonista: Los miembros del jurado han tenido de todo, desde el histriónico Angel Llacer, algo más comedido en esta ocasión, al siempre brillante Carlos Latre, pasando por la adorable Carolina Cerezuela y la enigmática Mónica Naranjo, cada uno en su papel, en ocasiones algo ajustado a guión y poco natural, pero siempre con la dosis justa de protagonismo, porque Risto Mejide solo hay uno… y mejor no crear un segundo.
Unos concursantes casi perfectos: no hacía falta que todos cantaran bien, no era necesario que todos fueran jóvenes o guapos, ni siquiera terriblemente famosos. Solo tenían que tener una personalidad propia y estar dispuestos a pasárselo muy bien y así parece haber sido, al menos eso es lo que han transmitido al otro lado de la pantalla. Si a esto añadimos que eran profesionales comprometidos con su tarea semanal, dispuestos a darlo todo y sin miedo alguno al ridículo, la combinación tenía muchas papeletas para funcionar, con Santiago Segura y su registro único incluido y hasta con la sosa de Silvia Pantoja.
Un equipo de caracterización brillante: no se puede decir mucho del equipo de peluquería y maquillaje de este programa que no quede patente con tan solo ver uno cualquiera de los programas emitidos. Mal tratados por unos primeros planos imposibles que dejaban en evidencia algunas de las inevitables marcas del maquillaje, los planos generales revivían a los cantantes originales de forma espléndida, en una de las características que definitivamente despertaba la curiosidad y el interés del programa.
Reminiscencias de un Operación Triunfo que funcionaba: tras el fiasco de la última edición de OT en Telecinco e incluso esa segunda generación maldita en TVE, este programa nos ha recordado a muchos algunas de las cosas que hicieron de aquella primera edición un éxito. Desde la caracterización de los concursantes hasta la propia estructura del programa, pasando por la realización y puesta en escena, por no hablar de algunos de los miembros del profesorado y con la guinda de la ausencia de alguna de las partes más pesadas de la votación o elección de favoritos.
Estas son solo algunas de las claves del éxito del programa que se me ocurren, pero estoy segura de que hay alguna más y que cada espectador tendrá su propio diagnóstico, sóis bienvenidos a compartirlo.
Dado el éxito de esta primera entrega, no cabe duda que tendremos Tu cara me suena para rato, aunque tiendo a pensar que este es un formato que se quema rápido. Solo espero que este éxito no sirva para llenarnos la parrilla de todas las cadenas de programas de lo que antes se llamaba «varietes», definitivamente mucho más baratos de hacer que las series y sin mayores problemas para ocupar los necesarios 70 minutos largos de contenido que exige el prime-time español, no podría soportarlo y no quiero que la ficción pierda su sitio. Me temo lo peor, pero confiaré en que todo al fin son ciclos.
hola tengo 8 años y soy super super fan de monica narangi y de angy