Después de muchas semanas viendo la promo de Homicidios, me parecía clara la referencia que pretendía establecerse con Mentes Criminales. EL análisis policial de casos de asesinato basado en la conducta de sus responsables ha sido tratado en no pocas ocasiones en la ficción audiovisual y esta parecía una más. La realidad ha sido que, si bien el análisis de la conducta juega un papel esencial en la resolución de los crímenes investigados, no va mucho más allá de ser una excusa para introducir el personaje del profesor de psicología, en cierto modo atormentado por hechos del pasado que le han llevado a abandonar su profesión y recluirse en una tranquila y segura universidad.
COSAS QUE ME HAN GUSTADO:
Tiene cabecera. Mucho nos quejamos los aficionados a la televisión de la escasez de cabeceras bien hechas en la televisión actual. Seguramente movidos por la necesidad de empezar el programa cuanto antes para evitar la fuga de espectadores, las cadenas no quieren series con cabeceras interminables y prefieren que la acción de comienzo casi sin avisar, que no nos importen los nombres de los protagonistas, ni los responsables técnicos de las obras, haciéndonos perder un elemento tradicionalmente muy cuidado. En este caso, eso no ocurre y podemos disfrutar de una buena cabecera y del reconocimiento de sus creadores e intérpretes, con un interesante estilo periodístico.
Visualmente la serie está cuidada, desde los planos detalle elegidos para algunas transiciones hasta la creación de decorados apetecibles, casas modernas, oficinas llenas de luz y moderno equipamiento. Posiblemente no sean muy reales, pero ya está bien del cutrerío español habitual.
Sonido como elemento narrativo: la utilización de distintos planos de sonido, el juego de volúmenes y la atención prestada a las voces y músicas me ha gustado, supone una capa más de creatividad a la que no estamos muy acostumbrados y, aunque no logra esconder la mala dicción de nuestros actores, es un punto a favor del resultado final.
Exteriores: cuesta más dinero, da más trabajo, complica la vida a todos los implicados en la producción pero ¡qué agradecida es una serie con exteriores de verdad!
COSAS QUE HAY QUE MEJORAR
Credibilidad: me pregunto si los policías de verdad recrean los movimientos de los asesinos como hemos visto últimamente en Punta Escarlata o en esta serie o si contestan al teléfono a la americana, dando su nombre y trabajo a quién llama.¿Y los profesores universitarios: llegarán a casa y se pondrán su copita con un poco de jazz de acompañamiento?
Sutileza: Un grave problema de la ficción española ¿tan difícil es ir ostrando la tensión sexual entre los protagnistas poco a poco, sin diálogos, sin soltarlo de sopetón en el primer episodio? Que poco se deja a la imaginación o a la intuición del espectador.
Secundarios y figurantes con frase: Montones de veces hemos comentado también la importancia de un buen secundario a la hora de dar categoría a una serie. Y no solo los secundarios, cualquiera que abra la boca en una serie tiene que estar haciendo el papel de su vida, no vale fijarse solo en los protagonistas, porque sin estar arropados, ellos no lucen de la misma manera. En este caso, los secundarios aún están por explorar pero los figurantes con frase, esos estudiantes que posiblemente no volvamos a ver ¿no los había un poquito mejores?
El arco argumental: La cosa iba relativamente bien hasta que he descubierto que la serie no es un procedimental al uso, con casos diferentes en cada episodio, sino que deberemos enfrentarnos a un arco argumental de duración indefinida. Dichosa manía de estirar las tramas, no solo para que los episodios duren más de 70 minutos, ahora también para que series que serían estupendas en formato de episodios autoconclusivos, acaben por convertirse en investigaciones eternas.
La serie podría calificarla con un solo adjetivo: correcta. Mucho más de lo que me han inspirado algunos de los últimos estrenos televisivos nacionales y suficiente para darle mi tiempo en próximas semanas para observar su evolución. Aunque no parece que vaya a darnos muchas sorpresas, si puede ser un entretenimiento para la noche de los martes, actualmente muy pobre en oferta de ficción.
En casa también nos llamó la atención el detalle (muy de serie de los EEUU) de llegar a casa, poner música y pegarse un lingotazo. No sé, nos chirría un poco.
Y un detalle: el patrocinador es ING, y en los anuncios dicen: «»el broker naranja patrocina homicidios». No sé, yo habría buscado otras palabras 😉