Algo se está moviendo en algunos colectivos en contra de los programas del corazón que atentan contra la intimidad de las personas. La pasada semana supimos que Fernando Alonso había vetado a algunos periodistas, entre los que se encontraban los cronistas deportivos de Telecinco (excluyendo a su adorado Lobato, por supuesto) por hacerse eco de noticias sobre su vida privada.
Alonso, interesado únicamente en ser noticia por sus logros deportivos, ha tomado el camino más rápido aunque también el menos popular. Muchos podrán pensar que está crecido, que la fama se le ha subido a la cabeza o que es un simple inconsciente. Los periodistas del corazón seguro que están en ese grupo pero en realidad ¿será Alonso menos campeón por no salir en las revistas del corazón? ¿ganará menos carreras? ¿será menos popular o conseguirá menos contratos publicitarios? sin duda alguna la respuesta es NO.
Personajes famosos de nuestra sociedad que se ganan la vida trabajando y triunfan en sus profesiones, pocas veces, por no decir ninguna, precisan de la prensa del corazón para ser populares. Mientras Alonso gane carreras, todos le alabarán, todos le querrán como imagen de su marca porque será un símbolo del triunfo. Aquellos a quienes les interese saber si se casa o no se casa o los nombres de sus conquistas, no son aficionados a Alonso el deportista sino a la figura mediática y ese interés a Fernando no le aporta ningún beneficio económico ni profesional y si puede distraerle de sus obligaciones e impedirle hacer su vida normal en España. A muchos les ha pasado y les hemos criticado por no venir «a vernos».
Si la decisión de Alonso es imitada por otros personajes de su talla profesional, podríamos estar ante el declive definitivo de un tipo de programas que se basan en el cotilleo, el rumor y en muchos casos la mentira. La pena es que hay demasiado profesional del couche que no tiene otro modo de hacer caja.
El declive tardará en llegar porque esos programas mueven mucho dinero y hay mucho interesado en que esa rueda siga y siga.
Pero por nuestro bien y el de nuestras neuronas me alegro que se reduzca ese tipo de programas.