En estas últimas semanas he empezado a ver dos series nuevas, con opiniones bien distintas de cada una de ellas.
Empecé con Body of Proof (El cuerpo del delito), lo nuevo de Dana Delany como protagonista, cuya principal particularidad reside en haber sido estrenada en algunos paises europeos antes que en EE.UU.. Fox lleva emitidas tres entregas (en breve también la estrenará Cuatro) y puedo afirmar que es la típica serie para ver un domingo por la mañana mientras terminas de desperezarte o a la hora de la siesta, ese momento en el que no estás para grandes misterios, tiros o canciones a todo volúmen.
Dana Delany interpreta a una cirujana retirada de los quirófanos tras sufrir un accidente que ha mermado sus capacidades físicas y que ahora está contratada como investigadora forense de la policía, donde la parestesia de sus articulaciones no pone en riesgo a ninguno de sus pacientes. Episodio a episodio se suceden los casos policiales, mientras vamos conociendo mejor a esta mujer, de caracter retraido, probablemente por la propia inseguridad que le genera su fracaso profesional y personal, separada hace un tiempo y madre de una preadolescente que optó por irse a vivir con su padre y a la que intentará recuperar, al menos en lo sentimental.
Al margen de la propia historia de la protagonista, que tampoco supone un gran avance en materia dramática, la serie no aporta gran cosa e incluso en ocasiones se antoja realmente pueril, con unos casos policiales atendidos por agentes que parecen pasar por alto las pistas más elementales solo para dar mayor seguridad al nuevo miembro del equipo, que no siendo policía, resulta muy espabilada. Si a esto le sumamos un poco de mala leche y un par de ejemplos de cómo saltarse las normas, el perfil de la protagonista parece una mala mezcla de otros ya muy vistos. Sin embargo, y como ya comentaba en un principio, si has llegado al fin de semana sin series que ver, Body of proof ocupará 40 minutos de tu tiempo sin grandes sobresaltos.
Frente a esta opción flojita, Lights Out, un fantástico descubrimiento de FX del que he devorado los seis primeros episodios casi de un tirón pese a tratar, y de forma bastante dura en ocasiones, un tema a priori nada atractivo para mí como es el del boxeo profesional. Sangre, puñetazos, moratones, todo lo que nunca me ha apetecido ver envuelto en un paquete tan delicioso que es imposible apartar la mirada, ni en los momentos más duros.
Lights es un boxeador profesional al que no ha faltado nada: éxito, dinero y una familia perfecta. Pero ahora lo está perdiendo todo, empezando por la razón, fruto de una demencia clásica de quién ha sufrido golpes en la cabeza durante años de profesión. Los contratiempos económicos no dejan de agobiarle y las mentiras piadosas para conservar la tranquilidad de su familia solo lograrán agravar los problemas.
En esta serie cada uno de los personajes es un ejemplo de buena interpretación que engancha y demuestra que los temas principales que se tratan en series y películas son irrelevantes a la hora de enganchar al espectador: lo importante es que una historia esté bien contada, que sus protagonistas llenen la pantalla y lleguen al corazón, provocando sentimientos. Si luego hablamos de boxeo, de amor, de robos o asesinatos, eso es secundario. Nunca pensé que me engancharía a una de boxeo y mirad, aquí estoy recomendándola.
Para los más viejos del lugar, como yo misma, el padre del boxeador es un Stacy Keach prácticamente irreconocible en una interpretación que te hace olvidar por completo que este mismo actor fue famoso por interpretar a un tal Mike Hammer.
Estaré muuuuuuy al tanto de «Lights out»… 🙂