Dos nuevos programas han llegado a nuestras casas este año por navidad, de una parte el talk show juvenil de La Sexta Algo pasa con Marta, destinado a ocupar la franja post Sé lo que hicísteis y destinado también a no durar mucho tiempo en antena como no le den un buen repaso, a la vista de las pobres audiencias conseguidas hasta el momento. Y es que el programa es una muestra más de la poca imaginación que tienen los creadores televisivos en los últimos tiempos, poca imaginación que amparan bajo el lema «está todo inventado» pero que yo tiendo a creer se basa más en una atroz aversión al riesgo.
La muy dulce Marta Torné se enfrenta a una serie de «personajes» dispuestos a contar sus batallas personales al más puro estilo Diario de Patricia, con la única diferencia de la edad media de sus protagonistas, que en este caso son mucho más jóvenes pero igualmente desvergonzados (entiéndase el adjetivo en su sentido más literal de carencia de vergüenza alguna). Para animar a la audiencia y parecer muy modernos, se intercalan vídeos de internet, un clásico de la televisión tradicional que no teme remontarse al pleistoceno de YouTube para mostrarnos ejemplos tan vistos y tantas veces reproducidos que da sonrojo pensar que con ellos se quiera captar al público juvenil, el más acostumbrado a repartir minutos de entretenimiento a cuenta del canal online.
Frente a esta reedición del talk show de testimonios, Telecinco también echaba mano del pasado para repescar el formato de Sorpresa, Sorpresa, en este caso de la mano de Emma García, muchacha comodín que lo mismo te saca los secretos más vergonzantes de tu subconsciente en El juego de tu vida, que te consigue novio cachas y guapetón en Mujeres y Hombres y Viceversa. Esta chica para todo de Vasile, con un moño pelucón y unos tacones de vértigo, avisaba desde hace días de la intención lacrimógena de este nuevo programa llamado La noche de los sueños, sin embargo, ni para echar una lágrima nos sirvió.
El trabajo de Emma, muy correcto, como acostumbra a ser ella, pero el contenido parecía más un refrito de sorpresitas de otros programas ya emitidos, que un verdadero intento de regalar experiencias a los protagonistas. La joven madre admiradora de Belén Esteban, las eternas fans de Bustamante y Bisbal, el niño que quiere conocer a los futbolistas del Madrid, las madres e hijas reecontradas después de años sin verse. Todo tan trillado, que apenas lograba destacar, e incluso hubo momentos de cierto rubor, como el desfile de una de las azafatas del programa, cuyo sueño era participar en el mundialmente famoso desfile de Victoria’s Secret y que tuvo que conformarse con que le pusieran unas alas y recorrer la pasarela del plató donde se celebraba la gala. No es de extrañar que la audiencia se quedara en el 11,1% y dudo que el experimento tenga nuevas entregas.
La temporada navideña, como el verano, nunca ha sido época de grandes estrenos, parece que este año no será una excepción.