Vivimos tiempos absurdos en los que algunas noticias se censuran y otras se dan a medias, en un modo de contar las cosas que a veces es tan censurable como no contarlas. A veces se censuran grandes cosas y otras nimiedades que pasan a convertirse en grandes cosas precisamente por haber sido censuradas.
El colmo de los ridículos tuvo lugar ayer en la gala de los EMMY cuando la cadena FOX, atendiendo a diferentes formas de entender lo que debe ser un programa de televisión para todos los públicos, metió la tijera a los discursos de los actores que pasaron por el escenario en varias ocasiones, concretamente en tres y por diversas razones:
* a Katherine Heighl cuando, tras saberse ganadora, dijo una palabrota desde su asiento aun si micrófono y para que no pudieran leerle los labios.
* a Ray Romano cuando acusó a Kelsey Grammer de «tirarse» a su ex-esposa en la ficción, aludiendo a la trama de una de las nuevas series de FOX y desvelando así parte de la trama, algo que se ha pedido encarecidamente a los periodistas que no hagan
* y el muy publicitado a Sally Field cuando terminaba su alegato contra la guerra, no por ser antimilitarista, sino por pronunciar la palabra prohibida: goddamn (cualquiera que haya visto la ceremonia sabrá que, para cuando la censuraron, el mensaje ya había llegado donde Sally quería).
Todo esto parte del famoso «pezón-gate» de la Jackson, ridiculez mayúscula donde las haya, pero es que cualquiera de estas otras tres formas de censura es igualmente ridícula, la segunda ni siquiera puede considerarse como tal. Es cierto que en la tele americana hacen muchas boberías, pero las razones de lo que ocurrió ayer distan mucho de ser lo que hoy se ha leido en muchos sitios.
Ah, y si hubieran dicho caca, culo, pedo, pis, seguramente lo hubieran censurado también.
Completamente de acuerdo, sobre todo con el último párrafo.