En sus primeros días me gustó, hasta me hizo llorar con algunas de sus escenas más pastelonas (aunque no es un dato, yo lloro casi con cualquier cosa). Pero , después de apenas unos episodios, la gente empezó a quejarse, el interés comenzó a decaer y Life Unexpected pasó a la cuerda floja de las renovaciones.
Mucho se lo pensaron en The CW, pero finalmente aceptaron darle una temporada más y confiaron en que las aventuras de Lux supieran dar el salto cualitativo necesario para que la audiencia se volcara con ella y mereciera la pena mantenerla en pantalla. Y así llegó la segunda temporada, y las cosas siguieon igual, exactamente igual: aventuras sin interés de una niña mimada que, contrariamente a lo que cabría esperar, no parece estar marcada por una infancia de sufrimiento y cambio constante de familia como nos han contado.
Life Unexpected falla porque sus personajes no hacen nada interesante y, como tantas otras series, dan vueltas constantemente sobre los mismos pivotes: te quiero, no te quiero, no sé a quién quiero. Por eso la audiencia no la ve y por eso la cadena ha decidido darle únicamente 13 episodios esta temporada y, previsiblemente, no renovar para una tercera.
Pero esta no es la única serie que sigo que debería ser cancelada, además por el mismo motivo: dar vueltas sobre sí misma sin nada mas que aportar. Ocurre con Gossip Girl, también en The CW, una serie que me encantaba en sus inicios, pero que ha ido perdiendo interés gradualmente hasta ser de esas que veo mientras hago otras cosas, lo que seguramente influya también en que no ponga demasiada atención a lo que pasa y, en consecuencia, pierda el interés más rápidamente.
Sea como sea, Blair ha dejado de ser una villana de esas malas con avaricia, de esas que te enganchan por puro desprecio para convertirse en una niña tonta con contactos y dinero. Serena es insoportable con esos morritos de soy muy sexy y me lo creo la que más y los personajes masculinos son absolutamente vacíos y sin personalidad. Por si esto fuera poco, las tramas de los adultos han desaparecido y, dado que ya tengo una edad, echo de menos la historia de amor prohibido de Lilly y Rufus, que se cargaron en cuanto los casaron.
Conclusión, la sigo viendo por costumbre… y por el rabillo del ojo.
Más pena me da lo de Anatomía de Grey, que ya desde la sexta temporada empezó a aburrirme sin remedio. Tengo la sensación de que esta serie me ha ido perdiendo a medida que me ganaba Private Practice, que a día de hoy me resulta conmovedora.
Las series de médicos, como las de abogados, deben enfrentar al espectador a casos reales o posibles que logren ponerlo en la piel de los protagonistas. Luego están otras más locas, como House, donde la enfermedad de los pacientes hace tiempo que pasó a ser secundaria. Pero, en Anatomía de Grey hace ya tiempo que no recuerdo qué tipo de casos atienden y las relaciones personales entre sus protagonistas han dejado de tener interés porque no han evolucionado, aunque sea de una forma también loca e inesperada, como en el mencionado caso de House.
El último episodio de Anatomía de Grey transcurre en un documental que una cadena de televisión graba, contando la vida de los residentes y médicos de Seattle Grace, con motivo de un importante transplante. El formato documental resulta diferente y sí logró que estuviera más pendiente pero, lógicamente, la serie no puede convertirse de pronto en un docushow ni hacer cosas espectaculares y diferentes cada semana. No, una serie debe poder sobrevivir con sus premisas habituales y reinventarse con ellas, como ocurre con Dexter, por ejemplo. Aquí no lo están consiguiendo.
Anatomía de Grey es una de las series con las que más he llorado en sus inicios. Aún se me pone la piel de gallina cuando veo la escena de la muerte de Denny y me quedo con dos bellísimas canciones para el recuerdo: Chasing Cars de Snow Patrol y How to save a life de The Fray. Sin embargo, es otro de esos ejemplos en los que parecen haber agotado la fórmula y, apostando por un ejemplo médico, es preferible desconectar al paciente, que mantenerle las constantes de cualquier manera.
Tres ejemplos bien distintos de series que se han ido apagando, una demasiado pronto, las otras dos con bastante mejor trayectoria. Veremos como termina esta ya aburrida historia.
se te olvida ‘One Tree Hill’, hace varias temporadas que la deberían haber cancelado, nunca entendí porque le dieron tijeretazo a ‘Gilmore Girls’ y no a esta…