Entre el puente del Pilar y la movida que tienen montada Belén Esteban y su representante, creo que ha pasado injustamente desapercibida la propuesta del ministro de educación de eliminar el doblaje de los productos audiovisuales para así fomentar que aprendamos idiomas.
De un plumazo, el ministro se carga toda una industria que da trabajo a montones de personas, desde los propios actores de doblaje a editores y directores, pasando por administrativos, recepcionistas y hasta encargados de limpieza, que día a día acuden a empresas que se dedican exclusivamente a eso, a doblar series y películas en idiomas extranjeros para que aquellos que no conocen el idioma, no quieren leer subtítulos o simplemente no saben leer, puedan entretenerse viendo series y películas hechas fuera de nuestro país.
Y todo con la simplista teoría de que con ello se ayuda a culturizar a los españoles, ayudando a que aprendan idiomas, como si el que no sabe inglés fuera a aprenderlo con tan solo escucharlo mientras lee la traducción al castellano, así de fácil. Como si lo que nos culturizara fuera el idioma en que los vemos y no los contenidos que nos traen otras miradas, otros creadores.
Es cierto que España es de los pocos paises donde el doblaje está instaurado como única manera de acercar los productos extranjeros al público masivo y que nuestro nivel de conocimiento de idiomas, especialmente el muy útil inglés, es mucho más bajo de lo que sería deseable. También es cierto que me parece una excelente idea que a los más pequeños se les ofrezca la posibilidad de ver programas infantiles en inglés para que, como esponjitas que son, vayan adquiriendo conocimientos básicos de otra lengua que no sea la materna, al mismo tiempo que practican el acento. Todo esto me parece excelente, siempre y cuando sea una opción.
Y es que hoy en día tenemos la suerte de que la TDT nos permite ver la programación en el idioma original en que ha sido producida o bien en su doblaje al castellano, por lo que cualquiera que quiera aprender o mejorar el inglés a través de los productos audiovisuales que consume, lo tiene muy fácil. Otra cuestión es que las cadenas pongan a disposición del público esta opción, algo que podría hacerse obligatorio como servicio y que permite no imponer una forma de ver la televisión.
Con una oferta en versión original exclusivamente, lo único que se conseguiría es un crecimiento exponencial del consumo de productos nacionales, o en español, y una caída de audiencias de los programas subtitulados, convirtiendo a determinadas cadenas en una oferta menos competitiva, por decreto. Porque, no nos engañemos, las cadenas de pago están ofreciendo algunas de sus series en versión original desde hace un tiempo, pero nunca lo hacen en prime time, conscientes de que el espectador medio español no tiene ganas de estar pendiente de dos cosas al mismo tiempo. No es malo que la producción en español sea la preferida del espectador, pero que lo sea porque se fuerza que los productos extranjeros no sean competitivos dificultando el acceso a los mismos, no es la manera.
Como bien dice AgenTV, si lo que vamos a hacer es fomentar los idiomas, que se prohíba la traducción de las obras literarias para que la gente se ponga las pilas y las lea en inglés, o a Stieg Larsson directamente en sueco, con dos narices.
Hoy día es muy sencillo acceder a contenidos en versión original.
A mi modo de ver, para aprender algo no basta con que te lo metan por los ojos, también hace falta tener inquietud para darle valor y que tu cerebro pueda asimilarlo. Creo que los problemas vienen más por ese fondo, que por la carencia de medios.