Los enfrentamientos ridículos a los que llegan las cadenas de televisión para pinchar a la competencia están convirtiendo algunos programas en ejercicios lamentables de puerilidad y mal gusto, ayer dos ejemplos tan ridículos como innecesarios:
Por una parte, la recién llegada Ainhoa Arbizu, que ahora presenta las noticias deportivas en Antena 3, compitiendo directamente con Sara Carbonero, dejaba su habitual dulzura e imagen inofensiva para calificar a su compañera de profesión como «la novia de Iker Casillas», en relación a las explicaciones que el portero del Real Madrid daba ayer sobre el calificativo egoista dirigido a Cristiano Ronaldo. Si bien es cierto que las declaraciones de Carbonero solo han tenido relevancia precisamente por el hecho de que la periodista sea además novia de un compañero del susodicho, no es menos cierto que le han preguntado su opinión en calidad de periodista deportiva y no como «novia de» y está muy feo descalificar así a un compañero de profesión que hoy está en la competencia pero mañana puede ser tu compañero o incluso tu jefe. Mal Ainhoa, muy mal.
En otro nivel, mucho más chabacano, como corresponde a su estilo, Kiko Hernández arremetía ayer contra Onda Cero y más concretamente contra Julia Otero, que mostraba su absoluta indiferencia por la existencia vital del colaborador. Dando la razón a quienes afirman que la mayor ofensa que se le puede hacer a alguien es ningunearlo, Kiko despreciaba a la locutora y lograba que la cuadrilla de palmeros que le acompañan saliera en defensa del apagado obligatorio de la televisión cuando algo no nos gusta. Señores colaboradores de Sálvame: del mismo modo que tenemos la potestad de apagar la televisión cuando algo nos repugna o simplemente nos aburre, también tenemos el derecho de mantenerla encendida y criticarla o, si se nos antoja, ningunearla.
El día que las cadenas de televisión aprendan a competir por la audiencia sin meter el dedo en el ojo a la cadena de al lado como si fueran niños abusones en el patio de un colegio habremos ganado mucho.
Dos episodios repugnantes.
Mi opinión de Otero, que ya era buena, ha mejorado al dejar a este cantamañanas a la altura del betún. Un tipejo sin oficio ni beneficio que tan pronto se inventa que está enfermo o que es gay para alimentar esa trituradora de tonterías llamada Sálvame. Lo próximo será inventarse que vuelve a ser hetero, que lo han secuestrado o que ha estado en una cárcel turca.
También estoy harto del tema Carbonero, pero Arbizu se ha pasado siete pueblos. Ainhoa, donde las dan las toman. Es muy probable que el día de mañana te tragues tus palabras. No olvides que la vida nos pone a todos en nuestro sitio. Ten cuidado porque tal vez no te guste nada el que te toque a ti.