La polémica del día de hoy gira en torno a El toro de la Vega, una fiesta popular de las muchas que hay en nuestro país y que consiste en perseguir un toro a caballo por las calles del pueblo hasta que finalmente muere lanceado por uno de los jinetes.
Son muchos los que consideran esta fiesta, como tantas otras, una bestialidad y piden su prohibición, pero no es eso lo que quiero comentar aquí, sino la parte televisiva de la historia, que también tiene polémica, pues parece que las cámaras son bienvenidas en el pueblo para grabar todo lo que ocurre durante sus fiestas, persecución del toro por las calles del pueblo incluida, pero no el momento en que este es abatido por una lanza.
Según explican los participantes en el evento, el motivo de no permitir la grabación de este acto responde a un deseo de no alimentar la polémica, pues entienden que las televisiones no ofrecerán imágenes de toda la «fiesta» sino del momento dramático y que así no se beneficia la pervivencia de la tradición.
Si bien es cierto que las televisiones son muy dadas a este tipo de utilización de las imágenes, no lo es menos que la parte polémica de la historia, la que realmente provoca la petición de prohibición es esta, es la muerte cruel del animal y no parece muy lógico que se permita el acceso a las cámaras de televisión para grabar solo lo que a unos les interesa. Es más, no sé en base a qué se puede prohibir el acceso de las televisiones a una fiesta popular.
Legalmente no pueden impedir la grabación de las imágenes. Otra cosa es encontrar a un/una valiente que se quede allí cámara en ristre.