Lo malo de que una cadena de televisión te trate muy bien es que desearías que todos los productos que hacen fueran fabulosos y un auténtico placer para el espectador, o al menos uno de esos programas que te enganchan sin saber por qué y con los que disfrutas cada día. Desgraciadamente, no siempre puede ser así y es en esos momentos en los que debes optar por callar o intentar dejar a un lado un exceso de subjetividad para afrontar la crítica.
Y así es como escribo esta opinión sobre la adaptación española de Las Chicas de Oro que he podido ver esta mañana en un preestreno que, sin ser el multitudinario evento que hacen otras cadenas, lleno de caras famosas y personajes de photocall, tenía los ingredientes necesarios para ser completo: la serie, sus protagonistas, productor incluido, posibilidad de charlar informalmente con todos ellos y una exquisita atención por parte del departamento de prensa de TVE.
Incluyo al productor en la lista de imprescindibles del evento porque en esta nueva serie la figura de José Luis Moreno es muy importante, no solo por ser el productor, sino por el estilo Moreno que ha impregnado toda la producción y que la convierte en un producto claramente segmentado, difícilmente atractivo para un público jóven y moderno pero muy apropiado para una generación talludita que disfrutaba con Escenas de Matrimonio o Noche de Fiesta.
Al margen de este sello, lo que más destaca de estas nuevas Chicas son las actrices que las interpretan: un plantel de lujo que cualquier director querría tener en sus manos y que atraería al público aunque no fuera en una adaptación de una famosa serie, como es el caso. Me gustaba pensar en una Lola Herrera interpretando a la ligona Blanche, un papel muy alejado de sus habituales personajes profundos e introvertidos y no terminaba de encajarme Carmen Maura como la inocente y simple Rose, pese a que la hemos visto en alguno parecido. El resultado no termina de convencerme, creo que los personajes no terminan de romper y que abusan del conocimiento previo que tenemos de la serie americana y sus personalidad para no terminar de construirse dentro de la historia. De todos modos, es muy pronto para esto y espero que con el paso de los episodios vayan afianzándose y resultando más naturales. Mi favorita: Alicia Hermida en el papel de Sofía Petrillo.
Lo que menos me ha gustado de la producción ha sido, sin lugar a dudas, la escenografía y el vestuario. Puede parecer una tontería, pero ambas cosas están tan recargadas que no he logrado abstraerme de ellas y además no las he entendido. Según esta nueva versión de la serie, nuestras chicas de oro viven en un lugar indeterminado de la costa española, no sabemos donde, pero hay transiciones que nos muestran una lancha surcando el mar y referencias a Gibraltar en los diálogos, en un chalet inmenso que, pese al miedo a ser robadas que sirve de hilo argumental al primer episodio, mantiene abierta la puerta de la finca de manera permanente.
El interior de la casa es una suma de objetos de decoración por todas partes y unos sofás imposibles cubiertos con mantones de manila que me recordaban al salón de Rosseane y su manta de ganchillo, pero con un fallido intento de glamour. Si a esto sumamos que, salvo Alicia Hermida, el resto de las chicas van vestidas al estilo Demis Roussos, con blusones recargados de estampados gigantes, es difícil concentrarse en la historia. Entiendo que hayan querido dejar claro que se trata de mujeres de dinero, pero no se comprende que entonces vivan juntas y mucho menos que su dinero las haya vuelto un ejemplo de barroquismo. Personalmente, las habría modernizado, adaptándolas a las formas de vestir de nuestro tiempo y no como unas ochenteras trasnochadas recién despertadas de una noche de borrachera en Benidorm.
La serie se estrena el próximo lunes a las 22:15, pero este viernes ya estará disponible en la web de RTVE. Compitiendo contra CSI y el principio del fin de El Internado, no parece que la competencia sea el perfil que ve esta serie, por lo que seguramente tenga una aceptable audiencia, gran parte de ella atraída por el extraordinario plantel de actrices y por el buen recuerdo que muchos tenemos de la serie original.
Cada episodio dura 25 minutos y se emitirán de dos en dos para cubrir el espacio del prime-time. Por las características de la historia, por cómo se ha desarrollado y precisamente por el recuerdo que tenemos del producto original, creo que emitirla de forma individual no habría sido una mala idea, aunque habría dificultado el trabajo de los programadores, poco acostumbrados a emitir este tipo de comedias en el prime-time y con la necesidad que esto crea de buscar otro programa con el que emparejarla.
Resumiendo: a mí no me ha gustado, yo no la habría hecho así, pero tiene muchos puntos a su favor, un buen encaje en la cadena que la emite y posibilidades de crecer y convertirse en un estupendo producto. Esperemos que así sea.
Viniendo de Jose Luis Moreno yo ya me la imaginaba tal y como la has descrito…