Mucho se está hablando estos días de la intervención sobre TV3 que conllevaría la aplicación del artículo 155 que, si nadie lo remedia, se espera para este viernes. Al margen de consideraciones sobre la calidad de la información que emite la cadena autonómica catalana, que parece de sobra conocida y un ejemplo más de cómo los gobiernos, de cualquier condición, meten mano en los medios públicos, me llama la atención la seguridad con la que se afirma que la redacción de informativos y sus responsables no acatarán las nuevas órdenes que se les proporcionen, la rebelión de los medios públicos catalanes que se anuncia.
Esta negativa rotunda a ser intervenidos se nos muestra como un acto de dignidad por parte de los periodistas y sus jefes, no solo en los medios públicos catalanes, también en otros muchos medios, públicos o no, que se han mostrado partidarios de esta rebelión por lo que supone de independencia informativa, de no supeditación al poder político. Una rebelión que es muy loable como concepto, pero que me hace preguntarme ¿es que realmente se puede?
Llevamos décadas conviviendo con las televisiones públicas y escuchando como unos y otros partidos las mangonean a su antojo, no solo lo escuchamos, en muchas ocasiones también lo vemos y lo comprobamos con piezas informativas sonrojantes. Estamos acostumbrados a verlo y muy acostumbrados a lamentarnos por ello, sintiendo lástima por esos pobres trabajadores, esos funcionarios sometidos a los poderes políticos que gobiernan no solo las autonomías y el estado, sino también los canales, incapaces de hacer nada más que acatar órdenes, temerosos de perder su estatus laboral y hasta su sustento y el pan de sus hijos.
Son hechos lamentables que ocurren, por supuesto que ocurren, hechos que deberían denunciarse y desterrarse de la normalidad en la que se han instalado pero ojo, si nos dicen que es una cosa incontrolable, que no se puede luchar contra ello, que los periodistas no tienen más remedio que acatar estos desmanes, que no nos digan ahora que los trabajadores de TV3 se van a rebelar contra la intervención, porque eso significaría que se puede, eso significaría que hay opción, que se puede elegir entre manipular a las órdenes del gobierno de turno o rebelarse cuando el manipulador no nos gusta tanto. O sea, que se puede.
Entiendo que al afirmar que TV3 manipula al dictado del gobierno de la Generalitat, la ves asiduamente. No se si ves los espacios de debate político, en los cuales siempre están representadas todas las opciones. No se si consideras que eso se hace en las cadenas estatales, donde los que hablan de Catalunya suelen ser como mucho catalanes que viven desde hace muchos años en Madrid, tipo Marhuenda.
En TV3 verás miembros de scc, esos que hasta hace bien poco llevaban a 3.500 personas a las manifestaciones del 12 de octubre. O a dirigentes del pp, ciudadanos o PSC. O es que compras la opinión de Dastis y afirmas que las imágenes de las infames cargas policiales son falsas y al enseñarlas manipulan a la población? Desde luego, no enseñarlas o negarás si es un claro ejemplo de manipulación de la información. Y eso en un medio público que se nutre de nuestros impuestos (catalanes o no) es como mínimo execrable.