No entiendo el buen recibimiento con el que se ha saldado el estreno de El joven Sheldon. La serie, una precuela centrada en la vida de Sheldon Cooper, no era una de las producciones que estaba esperando con más interés, de hecho, tenía claro que no despertaba en mí ningún interés, pero tampoco he querido dejar de verla, por si acaso la tozuda creatividad de sus creadores echaba por tierra mi desidia. No ha sido ninguna sorpresa y eso que se supone que las bajas expectativas deberían llevar a buenas sensaciones. No ha sido mi caso.
El protagonista de Young Sheldon es un niño muy mono que interpreta muy bien, un pequeño genio que convive en su modesta casa con sus padres, su hermana gemela y su hermano mayor, ya en el instituto y con quién deberá compartir aula, ahora que le han ascendido de curso para adaptarse a su inteligencia, para sufrimiento de sus nuevos profesores. El niño Sheldon es cabezota, cuadriculado y un gran científico en ciernes, pero ya desde pequeño irrita a todo el mundo a su alrededor, exigiendo de ellos la misma atención al detalle, el mismo cumplimiento de las normas y una rigidez incompatible con el día a día de la media de los humanos. Tras esta rigidez se esconde un ser humano sensible, como vemos en su preocupación por los problemas laborales de su padre y su atención a una madre a la que adora y que parece ser la única que le comprende y sabe llevar su excentricidad.
En este primer episodio de la serie apenas ocurre nada relevante, es una simple presentación de unos personajes, incluido el pequeño Sheldon, que si por algo llama la atención es por lo relativamente distante que parecen de los personajes originales que vemos en The Big Bang Theory. Ni Sheldon es tan adorable en su edad adulta, algo que puede llegar a resultar razonable dadas las dificultades a las que se ha ido enfrentando en su vida desde pequeño, ni su madre resulta tan amorosa, algo que podemos comprobar fácilmente viendo a continuación el primer episodio de la nueva temporada, también estrenado el martes y donde aparece su personaje, tan aparentemente fría y distante como siempre. No cuadra y eso es un problema si queremos que las series estén relacionadas y no ser una simple excusa para darle promoción a una nueva sit-com sobre un niño con síndrome de asperger, que podría ser Sheldon o cualquier otro.
Partiendo de esta base, la serie ya no me interesa en absoluto o al menos no lo hace desde el punto de vista de alguien que sigue divirtiéndose con la serie «madre». Ahí si me tienen todavía, con sus altibajos, sigue siendo una serie muy divertida.
Me parece a mi que la CBS se ha lanzado muy pronto a concederle una temporada entera, a lo mejor me equivoco pero más allá de la curiosidad que pueda tener la gente por comparar el personaje actual de The Big Bang Theory con su versión juvenil no va a ir.