No me extraña que la audiencia quedara encantada con la presentación del primer episodio de Tiempos de Guerra en el pasado FesTVal de Vitoria. Los más de 70 minutos que dura están llenos de tensión bélica y la presentación de personajes es absolutamente impecable.
Aunque es evidente que el amor será una de las principales armas de esta serie para conquistar al espectador, no vemos relaciones ñoñas como hemos podido tener en otras series similares y por el momento prevalece la historia de unas mujeres que llegaron a Africa a luchar por sacar adelante a los soldados heridos, con valentía y con ganas de ayudar por encima de todo, aunque alguna pensara que lo de ser enfermera de guerra era solo una aventurita para entretenerse entre sesión de costura y quedada de señoritas.
Con una clara declaración de intenciones desde su cabecera, en la que vemos sobre todo imágenes médicas y ese primer plano de un antiguo botiquín, la serie no escatima en sangre, heridas y hasta primeros planos de operaciones, sin entrar en escenas demasiado explícitas o escabrosas pero con algún momento delicado con apertura de carnes incluida que insiste en recordarnos que, al menos de momento, esto no es una novelita romántica como pudieran ser Velvet o Gran Hotel.
Pero si algo destaca de este primer episodio es su carácter dramático de verdad. Acostumbrados como estamos a que todas las series españolas tengan ese contrapunto cómico o ligero cuando nos cuentan una historia serie, por fin nos enfrentamos a la dureza de una época y unas vivencias sin que los guionistas se vean obligados a arrancarnos una sonrisa.
Sí, existen otras historias alrededor de la pura bélica, de hecho casi todas las enfermeras protagonistas parecen tener un amor o un desamor que será importante a medida que vayan desarrollándose los episodios y que centrarán claramente gran parte de las tramas, pero el drama de la guerra apunta, al menos de momento, a ser el auténtico hilo conductor de la historia, sin comedia ni risitas que haga n aflojar la tensión o que nos despisten de la verdadera razón por la que estas personas están ahí. Sí, hay un personaje más ligero, la alocada enfermera que se cree que va a un parque temático y que demuestra muy poca madurez y sentido común, pero a diferencia de otros dramas recientes, no hay una historia de risas ni personajes graciosetes ¡por fin!
La serie ha gustado a la audiencia: los comentarios en redes sociales han sido favorables y los datos la aupaban como lo más visto de la noche. Yo desde luego me la quedo, conquistada por el conjunto y sobre todo por ese Fidel Calderón a lo Clive Owen en The Knick, con sus métodos arriesgados y su desobediencia permanente. Solo le falta drogarse para sobrellevar el drama, o beber, que sería lo adecuado en este caso.
Buen trabajo.