Sigo a El Comidista desde tiempo inmemorial, desde antes incluso de que fuera famoso o de que cualquier aficionado a la gastronomía reconociera su peculiar sentido del humor. Es precisamente ese humor suyo tan característico el que le ha dado un punto diferenciador frente a otras publicaciones similares y donde pone el acento su nuevo programa de televisión emitido en La Sexta desde la semana pasada.
No es solo Mikel Iturriaga el que se ha trasladado a la tele, la mayor parte de sus colaboradores de El Comidista también lo han hecho, cada uno en su sección. Entre la tortilla de patatas y la comida de vanguardia se mueven las entregas de este programa de gastronomía que ofrece una mezcla entretenida de curiosidades culinarias, recetas rápidas, imprescindibles listas de «lo más» y «lo mejor», encuestas a pie de calle y visitas a restaurantes de renombre con comensales peculiares.
Es quizá esta última la más destacada de las secciones del programa, pues ofrece una visión diferente de los menús más alabados de consagrados restauradores, que deben aquí enfrentarse a las críticas más sinceras de niños o jubilados sin reparos en mostrar su verdadera opinión sobre lo que les ponen en el plato. Un punto a favor del programa y de los propios cocineros, que se abren a todo tipo de opiniones, incluso a las más duras que se puedan encontrar en redes sociales. Una demostración de sentido del humor que no es fácil conseguir en profesionales de estas características y que parece fácil cuando el hilo conductor del programa es precisamente el perpetuo chascarrillo.
Es este punto simpaticón del programa su seña de identidad más clara, una de sus virtudes y también uno de sus defectos, pues a menudo resulta demasiado forzado y guionizado, le resta frescura y termina por quitarle a Mikel parte de su gracia natural. Posiblemente una de esas cosas que se arreglan con el tiempo.
Yo deje de verlo desde que vi en el primer programa, cuando hizo un bizcocho de zanahorias con sucedanios de azúcar, y pidió la opinión de los niños. Hubo un plano de una niña que ponía cara de asco, sin embargo el decía que a todos los niños les había encantado. Desde entonces me di cuenta de la manipulación que se hacia a través de unos niños.