Acabo de ver los dos primeros episodios de la tercera y última temporada de The Leftovers y sinceramente, me están resultando mucho más sencillos de seguir y entender que la estrategia que TVE tiene con Masterchef.
No es una novedad criticar la manera en la que la cadena pública estira y estira un formato que en otro muchos países no llega a los cincuenta minutos de duración por entrega, pero creo que este año la dinámica que están siguiendo no se sostiene en muchas de las pruebas y está llegando a unos límites francamente absurdos. Porque si el programa es uno de cocina y los espectadores lo vemos por sus pruebas, el estirarlo necesaria o innecesariamente por la parte que nada tiene que ver con el cocinado, no hace otra cosa que cansar, aburrir y en gran medida desesperar. Si a esto le sumamos la repetición de las mismas pruebas año a año, de los mismos invitados con sus técnicas y sus estrellas michelín, la percepción del espectador es un ir y venir de minutos de relleno que conducen al sopor.
Yo, que me considero mujer paciente en lo que a televisión y horarios se refiere, ayer no pude más y opté por apagar la televisión cuando en la cata de los platos de la prueba de eliminación tuvimos que aguantar el desfile de humoristas patrios, algunos con cosas por promocionar, otros aparentemente de paso, que no aportaban absolutamente nada a la prueba, que no tenían casi ni gracia en ese contexto y que, aún a estas alturas, no entiendo qué demonios pintaban en el programa. Me corroe la curiosidad por saber qué mente preclara decide estas apariciones, qué presuntas bondades se extraen de estos cameos, quién promociona a quién, si es que alguien sale beneficiado y, por encima de todo, por qué no hay alguien que se rebele ante estos despropósitos.
Yo entiendo que producir un programa de estas características año tras año garantiza unos ingresos estupendos, más aún cuando hay en marcha ya dos ediciones colaterales con desempeños igualmente lucidos, pero eso no debería ser excusa para que la cadena y sus responsables pidan imposibles que deban ser aceptados por encima de todo, ni mucho menos para que se hagan cosas con desgana y estas últimas semanas la impresión que da el programa es de estar hecho con poca ilusión y casi mecánicamente.
[…] o “TopChef”. Pero ya no interesan, poco se escribe sobre ellos: sobre el primero para criticar el formato (y con razón) y sobre el segundo cuando la noticia es que terminó. Será porque la audiencia […]