Me llaman la atención las declaraciones de Sonia Martínez acerca de la cancelación de Vis a Vis por parte de Atresmedia cuando dice a los críticos y periodistas que, si tanto les gustaba la serie, deberían haber incitado más a sus familiares y amigos a que la vieran. Me llaman la atención porque creo que precisamente Vis a Vis ha sido una serie alabada por la crítica como hacía mucho que no se alababa una serie española, reconociendo su arriesgado planteamiento, juzgando muy favorablemente todas las interpretaciones y haciendo un elogio casi permanente de un producto que terminó con una audiencia muy baja, no porque no le hicieran suficientes elogios, sino porque, quizá, no era un producto de masas.
Dice Sonia que deberíamos haber animado a nuestros padres y abuelos a que vieran la serie, pero creo que precisamente nuestros familiares mayores, al menos los de los críticos de mi generación, que no somos pocos, no eran el target más adecuado para una serie de estas características. Personalizando en mi caso, que no creo que sea una excepción, yo estaba encantada con la serie y lo que más me gustaba de ella era la manera en que cruzaba la línea de lo familiar y lo concebido como aceptable para un prime time en abierto y se convertía en una serie tremendamente dura, tanto en lo psicológico como en lo físico, con brutales agresiones que traspasaban la pantalla con un dolor más allá de lo puramente físico. Efectivamente, era una serie muy buena pero que yo jamás habría recomendado a mi madre precisamente por todo lo que la hacía buena, por lo que la hacía distinta, por esa capacidad de hacerte llegar el mal rato y el dolor que sus protagonistas vivían a diario.
El argumento de la serie tampoco daba para mucho más. Aún siendo un recinto que acogía nuevas reclusas con nuevas historias sobre las que podrían desgranarse numerosos arcos argumentales nuevos en cada temporada, lo que nos tenía enganchados era la historia de Maca y su némesis, Zulema y ¿cuantas vueltas se puede dar sobre una misma historia sin perder el interés? Ya sé que las televisiones, en especial las que son en abierto, aspiran a conseguir grandes éxitos duraderos, pero no creo que todas las historias deban estar pensadas para eso y que existe espacio para equilibrar los contenidos de larga duración con las producciones cortas o medias del mismo modo que existen series normalitas de audiencias millonarias y otras mucho mejores con un rendimiento menor. En encontrar el equilibrio está la clave.