Dice Cárdenas que no comprende cómo es posible que Jorge Javier Vázquez y su Sálvame lleven una semana creando contenidos televisivos a partir de un comentario ridículo sobre un perrito que el presentador regaló a la Pantoja y del que ella reniega ahora, cuando ellos no han logrado copar titulares ni hacer televisión más allá de un par de días a raíz del presunto chantaje a Alex Casademunt con un vídeo de contenido sexual.
Cuando ocurren estas cosas yo no puedo evitar preguntarme si los profesionales de la tele son tontos o si piensan que los tontos somos los demás. ¿Qué es lo que Cárdenas no comprende? ¿Que la cadena en la que emite su programa no es Telecinco? ¿Que el tipo de contenido que debe hacerse en la televisión pública no es el de una cadena privada? ¿Que en Telecinco son expertos en hacer magia con embrollos insulsos? ¿Que el público al que le gustan este tipo de contenidos no está en TVE sino retozando en la otrora cadena amiga?
¡Por supuesto que lo sabe! ¡Por supuesto que Cárdenas no es tonto! Lo que pasa es que ha pensado que su forma de hacer televisión iba a funcionar en TVE con los códigos que triunfan en otras cadenas y está dándose cuenta ahora de que no es suficiente con montar follón o denunciar actos impúdicos, morbosos o sencillamente delictivos. No le funcionó a Antena 3 en los últimos tiempos, lastrada por cierto grado de remilgo, y no le va a funcionar a TVE, «lastrada» por su propia condición de servicio público y una audiencia que nunca ha compartido con Telecinco.
Ciertas fórmulas televisivas pueden explotarse en varias cadenas a la vez y funcionar más o menos exitosamente en ellas, con sus particularidades y su personalidad propia, pero hay algunos formatos que están tan identificados con ciertas cadenas que todos los espectadores que no están viéndolos allí tampoco quieren verlos en otro canal. No es que no quieran ver a Paz Padilla o Jorge Javier, no es que no les interese la Pantoja, o que Lydia Lozano les de pereza o Mila Ximénez les taladre los tímpanos. No es una cuestión de cambio de caras o protagonistas, sino una sencilla cuestión de fondo: no quieren broncas, ni polémicas internas, ni un programa de denuncia de lo que le pasa a sus colaboradores, no lo han querido nunca y, cuando les apetece para matar el rato, ya tienen Telecinco, que es el rey.
Cárdenas lo sabe y, aunque ha pensado que podría cambiar la tendencia y hacerla propia, se da cuenta ahora de que no le está funcionando. En lugar de lamentarse y plegar velas como si de un acto de dignidad se tratara, en lugar de quejarse de que no le hacen caso, igual debería plantearse otro tipo de entretenimiento más adecuado al canal en el que está… o pedir trabajo en Mediaset.