Esperaba tan pero tan poco de Hora Punta, el nuevo programa de TVE presentado por Javier Cárdenas, que si algo no hizo fue decepcionarme, aunque tengo que decir que tampoco me espantó, ni me pareció una cosa viejuna como muchos de los últimos programas que nos ha traído la televisión pública en los últimos tiempos. Así, sin mucho que esperar, ni cosas con las que espantarme, solo puedo decir del programa que me pareció bastante insulso, que posiblemente sea de lo peor que se puede decir de cualquier cosa.
Pese a todo, logró un 11% de share en una franja tradicionalmente copada por El Hormiguero y El Intermedio, un dato nada malo para un estreno de estas características, en una franja, la del access bastante tontorrona y para un canal como TVE al que le cuesta muchísimo dar a conocer sus novedades.
Para quienes no vieron el programa de estreno, el de ayer consistió esencialmente en ofrecer una selección de cosas curiosas «vistas por ahí», desde una cámara oculta en unas escaleras mecánicas de un centro comercial, a una aventurera que se atreve a nadar con tiburones, pasando por una selección de caras conocidas que no han tenido la mejor de las experiencias con al cirugía plástica. Tras comentarlas en una mesa de colaboradores sin chicha (según leo, son los mismos compañeros que tiene en su programa de radio, al parecer, suficiente aval para presumir que interesarán a la audiencia pese a ser completamente inanes) se dio paso a la promoción del regreso de OT .
De la misma productora que Hora Punta, Gestmusic, la vuelta de los triunfitos a TVE tendrá lugar el próximo domingo, y en el programa contaron con la visita de Verónica y Alex, que además de hablar de las bondades del reencuentro, soltaron la bombita de haber tenido un rollete en la academia, lo que sin duda ha dado para muchos titulares esta mañana que habrán puesto el programa en la mente de un buen puñado de espectadores potenciales.
Y ya está, eso es todo lo que dio de sí un programa inconexo e insulso que, vuelvo a repetir, se salva de la quema porque podría haber sido mucho peor, esperaba que fuera mucho peor… tan inane es, sin embargo, que no llega ni a malo.