Le está cogiendo el gusto Antena 3 a esto de utilizar las cancelaciones de sus series como reclamo de audiencia.
Ya lo hizo hace unos meses con el final de Vis a Vis. Tras unos resultados flojos y justo antes de emitir su último episodio, el anuncio de que sería el último provocó un espectacular movimiento en redes sociales que, si bien no servía para nada a efectos de inyección de ingresos publicitarios, sí mostraba un más que interesante apoyo a la ficción. Tanto ruido y tantas buenas palabras suponían un espaldarazo moral a la creación de riesgo que tanto Globomedia como Atresmedia demostraron con esta serie, un triunfo simbólico que abona un nuevo tipo de ficción, poco frecuente en la televisión en abierto.
En el extremo opuesto a Vis a Vis, una serie dura para un público selecto, nos encontramos con Velvet, novelita romántica hecha con primor y mucha profesionalidad, un producto al que no le faltan detalles y que casi se vende solo entre el nutrido grupo de mujeres de mediana edad que conforman la audiencia media de Antena 3. Un producto que se ha demostrado potente en audiencia, pero que, a pesar de su coralidad, se ha visto afectado por las dificultades de mantener en plantilla a su principal protagonista, un Miguel Ángel Silvestre con proyectos que no podía rechazar y que inteligentemente le han dejado compaginar (cualquier otra opción hubiera supuesto su marcha y eso es algo que no se podían permitir).
Antes de que las idas y venidas de sus protagonistas mermen el interés por la serie, antes de que el inevitable desgaste la haga sufrir más de la cuenta y antes incluso de que la competencia empiece a maquinar con qué otro producto atacar el más que probable triunfo de su emisión, Antena 3 se ha apresurado a anunciar que el rodaje de la cuarta temporada ha concluido y que da por terminada la serie. Con este anuncio se asegura un incremento inmediato del interés por la historia y una audiencia más que atenta a la resolución de este delicioso culebrón romántico.
Ni en el caso de Vis a Vis ni en el de Velvet era necesario anunciar el final de la serie, una práctica poco habitual en nuestro país, donde lo más frecuente es dejar en barbecho las posibles renovaciones, mantener una puerta abierta por si acaso o, en el peor de los casos, dar la callada por respuesta (¡Hola Ministerio del Tiempo!) y, sin embargo, Antena 3 parece estar explorando las vertientes promocionales de avisar a la audiencia de que se encuentra ante una última oportunidad, una ocasión única para despedirse de sus personajes, de comentarlo con otros seguidores y de mostrar su afecto a los protagonistas.
No parece mala estrategia y sin duda, como espectadores de estos programas y ante la obvia imposibilidad de decidir cuándo y cómo terminan nuestras series favoritas, se agradece el aviso, no solo a nosotros que lo vemos, también a quienes crean unas historias que merecen un final digno.