Insuperable, así es esta imitación de Joaquín Reyes a Pablo Iglesias que nos dejó a todos con la boca abierta y por momentos llorando de la risa, una imitación brutal que sirvió de referencia a quienes idearon el programa Feis tu feis que, sin duda alguna, parecía una buena idea.
Lo malo cuando se hace algo tan sumamente bueno es que luego se queda como punto de partida para cualquier otra cosa similar que se quiera poner en marcha y, cuando el listón está tan alto, las probabilidades de fracasar son mucho más numerosas de lo habitual. Una vez más, la gestión de expectativas que, en este caso, se ve afectada también por la manera en que la cadena vendió un programa que no era una entrevista, sino un programa de una hora en el que solo los últimos quince minutos incluían una entrevista. El resto del formato era una sucesión de declaraciones de personas que conocen al imitado, de anécdotas, de paseos con él mismo para conocerle mejor, de análisis morfológico de todo lo que es y todo lo que proyecta.
No cabe duda de que el trabajo de campo que debe hacer un imitador de un personaje público es algo nada desdeñable. Independientemente de su capacidad innata para imitar, de su vis cómica, el resultado final es fruto de un minucioso análisis que estaba bien contar, pero que en este caso se convirtió en un auténtico panegírico del personaje en cuestión, sin humor, sin gracia, sin nada que nos recordara al Joaquín Reyes que queríamos ver, al que nos habían vendido en las promos.
Y ahí es donde el programa falló, no tanto por el hecho de hablar bien del entrevistado, demasiado bien, que también, algo habitual en un formato de entrevista amable como los que se presentan últimamente en nuestras televisiones, sino por el hecho de dejar de lado lo que más nos gusta de Joaquín Reyes, el verdadero protagonista del programa, su capacidad para hacer reír al espectador con los defectos de aquellos a los que imita, su capacidad para hacer crítica detrás de un gag y una sonrisa, su capacidad para hacer de todo lo que no nos gusta de un personaje o de aquello que lo hace imitable en un motivo para sonreír, compartas o no compartas sus ideas. Elementos que le hicieron brillar en El Intermedio y que en cambio este viernes pasaron completamente desapercibidos.