La economía es, sin ninguna duda, uno de esos temas tan feos y complicados de explicar como necesarios a la hora de entender algunas de las principales cuestiones de nuestras vidas y, en lo que nos atañe, algunas de las noticias que abren durante meses los informativos, que ocupan horas y horas de tertulias. Un tema del que terminamos entendiendo a base de golpes, ya sean los que nos da el Banco Europeo, el FMI, las hipotecas, los fondos buitre, o los papeles de Panamá, un tema del que no apetece hacer programas de divulgación porque, a priori, a nadie le llama la atención si no hay un escandalito detrás.
Es por eso que la televisión pública es el único sitio donde programas de estas características tiene cabida, aunque tampoco suelen darse mucho, especialmente en España, donde tenemos un concepto de servicio público televisivo un tanto reducido, uno que no puede dejar de mirar de reojo las audiencias y que solo en La2 se atreve con ciertas cosas. Un canal muy minoritario en el que a veces se esconden algunas pequeñas joyitas televisivas que son un auténtico esfuerzo por hacer digeribles temas complicados.
Es el caso de Economía de bolsillo, un programa sobre economía que se emite las tardes de los sábados a las 18:00 y donde el experto Marc Vidal aborda algunos de los temas más comunes del panorama económico, con una puesta en escena completamente diferente, apartada de mesas redondas plagadas de aburridos expertos, entrevistas encorsetadas a señores con corbata o declaraciones personales de afectados varios.
A diferencia del clásico programa de economía, aquí vemos exteriores, metáforas e incluso algo de ficción, en un clarísimo ejemplo de cómo se puede hacer agradable un tema que es un plomazo, de como se puede hacer un programa de televisión amable y hasta visualmente bonito. Solo hace falta ponerle ganas, tener imaginación y, por supuesto, invertir un dinerito y un tiempo que normalmente no se invierte en programas de estas características. Bienvenido sea.