La invitada de anoche en El Hormiguero era la habitual colaboradora del programa Pilar Rubio, con motivo de la publicación de su libro «Embarazada ¿y ahora qué?». El personaje de Pilar ha estado siempre en la picota por su escaso éxito como presentadora de primera línea o actriz, tras un lucido paso como reportera descarada por Sé lo que hicisteis. Pilar nunca ha conseguido destacar en sus trabajos tanto como hizo en aquel estreno y desde entonces se convertido en blanco de muchas críticas, más o menos merecidas, por su desempeño frente a las cámaras. Entre estas críticas, hay mucha opinión personal que, por supuesto es libre de ser expresada, pero me llama la atención la creciente animadversión que genera en redes sociales cada vez que aparece en pantalla, tanto más cuanto mayor es su protagonismo.
Si la sección de Pilar Rubio en El Hormiguero es más o menos tontorrona o acertada no es culpa exclusivamente de ella, que no es más que una pieza en el conjunto de la producción del programa, y no precisamente una de las de mayor autoridad y obviamente, si se decide que uno de sus proyectos es suficientemente relevante como para protagonizar la entrevista principal, tampoco es una decisión de ella, por lo que no comprendo algunos dardos envenenados dirigidos a su persona. Tampoco que a la gente le pueda molestar que escriba un libro sobre maternidad o, mejor dicho, sobre su experiencia personal con la maternidad y la conciliación familiar, otro de los motivos de crítica y mofa que anoche inundaban el trending topic de Twitter.
Pilar Rubio es un personaje popular, conocido por el gran público y, desde que es la pareja del futbolista Sergio Ramos, esta popularidad se ha incrementado notablemente, motivo por el cual protagoniza portadas de revistas, minutos en los programas del corazón y campañas publicitarias, como lo hacen otras tantas caras conocidas del panorama nacional e internacional. Y como cualquiera de ellos (y como cualquier desconocido hoy en día también), sus experiencias pueden plasmarse en libros que, según su calidad, la distribución que tengan y lo famoso de su autor, tendrán un éxito más o menos notable. En cualquier caso, se trata de un libro sobre la experiencia de una persona, en el que cuenta cómo ve las cosas ella, cómo ha compaginado su maternidad con su vida laboral y cómo se organiza la vida con dos niños pequeños, sin más, sin obligar a nadie a seguir su ejemplo, sin decir que lo suyo sea lo que se debe hacer y lo de los demás está mal, consciente, con total seguridad, de que su caso es uno muy
Ya está, no hay más, Pilar Rubio no se cree nadie especial, ni la única madre del mundo por el hecho de escribir este libro, del mismo modo que Samanta Villar no se cree más que las demás por haber hecho de su embarazo una nueva entrega de su programa de televisión (muy exitosa, por cierto). Son personajes populares contando sus historias, del mismo modo que la reina de las polémicas, Cristina Pedroche, que la lía cada vez que da una entrevista o hace unas declaraciones sobre su vida personal. Sinceramente, empieza a cansarme esta actitud en la que parezca que por el hecho de salir en televisión uno deba ser siempre un ejemplo de ecuanimidad y corrección política en su vida privada, una farsa. Mujeres que están siempre en el punto de mira por si se han operado y tienen falsos culos o falsos pechos y a las que, sin embargo, se recrimina que sean naturales en su día a día, que no estén en pose permanente, que no sean el ejemplo para todas las mujeres, como si solo existiera un tipo de mujer, cortadita por el mismo patrón y obligada a gustar a todo el mundo.
Ya está bien, dejemos que los trabajadores de la tele sean solo eso, trabajadores, con sus éxitos y sus fracasos, con sus proyectos y sus ideas, con cosas que compartimos y cosas que nos espanten, pero libres de hacerlo y contarlo si alguien les pregunta, sin que automáticamente se les someta a un escrutinio que ninguno de nosotros pasaría en circunstancias similares.