Hasta hace bien poco, saber de una nueva serie que ponía en marcha el canal Starz era algo puramente anecdótico, pues apenas trascendían como productos de calidad o audiencias notables. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, sus producciones están logrando una notoriedad nada desdeñable y nos encontramos viendo muchos más de estos de lo que originalmente hubiéramos pensado. No es solo una cuestión de indagar en lo que unos y otros dicen de las series en cuestión, despertando nuestra curiosidad y busqueda proactiva de las series, es que también se venden mejor y se promocionan más, logrando entrar en nuestros televisores sin haber sido llamadas y haciendo que su pátina de calidad esté cada vez más presente.
Torchwood, Boss, Spartacus, Outlander, Flesh and Bone, son algunas de las series de Starz que han logrado reunir una importante base de seguidores y una buena colección de críticas positivas que están haciendo de la cadena un actor a tener muy en cuenta en el sector de la televisión de pago premium norteamericana.
La última de estas series sobre las que poner atención es The Girlfriend Experience, una temporada de 13 episodios producidos por Steven Soderbergh, director de la película en la que está basada la versión para televisión, y quién imprime su inconfundible carácter oscuro, sosegado pero potente y en cierto modo sórdido pero elegante, detalles que encontramos en cada una de las entregas de esta historia.
Christine es una joven estudiante de derecho en Chicago, la meca de los grandes bufetes de EE.UU., donde está ambientada toda producción sobre abogados que se precie. Sin grandes penurias económicas pero con cierta curiosidad y falta de reparos, Christine se incorpora al mercado de las escorts de lujo, un trabajo arriesgado por lo ilegal, especialmente si aspiras a ser abogado, pero donde se mueve con gran éxito gracias a su apariencia física y al hecho más que evidente de disfrutar con naturalidad del sexo, sin necesidad de implicarse sentimentalmente. Estudiante universitaria aplicada y escort de éxito, a Christine le sobra tiempo para trabajar como becaria en una firma de abogados, en la que descubrirá una importante trama de negligencia profesional. Su frialdad y capacidad para ir por la vida sin que nada le afecte o sobrepase hacen de Christine un personaje realmente interesante y hacen creíble una serie de acontecimientos que, en una joven de otras características, la habrían superado desde el tercer episodio.
Con una fuerte carga sexual presentada de forma muy estética, The Girlfriend Experience cumple con todo lo que podemos esperar de una serie de un canal de pago premium como Starz: una serie que no es para todos los públicos, una serie que se recrea en la fotografía, una historia que transcurre a un ritmo pausado y algo desigual (aunque hay episodios que al terminar invitan directamente a comenzar con el siguiente) y personajes con los que es difícil identificarse por su dudosa catadura moral.
Un paso más en la carrera de Starz por posicionarse con personalidad propia en un mercado como el de la televisión premium, en el que hasta hace muy poco la oferta que valía la pena parecía restringida a HBO como sinónimo de calidad y que, en unos pocos años, ha ido perdiendo posiciones y relevancia en favor, no solo de los recién llegados Amazon o Netflix, también de otras cadenas que siempre han estado ahí, pero que solo ahora despuntan con producciones a la altura de lo que demanda un público específico y poco generalista.