Vergonzosa la imagen que la televisión nos ha dado en varias ocasiones ya de la sociedad en que vivimos, con motivo de la salida de la cárcel de Isabel Pantoja. La atención mediática que todas, absolutamente todas, las principales cadenas de televisión en abierto prestaban a esta salida, en riguroso directo y gracias a la coincidencia en horarios con los magazines matinales, ha dejado una imagen lamentable de una parte de nuestra sociedad de la que deberíamos avergonzarnos.
Periodistas narrando la llegada del coche de Agustín Pantoja como la llegada del hombre a la luna, reporteros comentando la salida de la presa como quién está presente en el sorteo de la lotería de navidad, con esos «sale, sale» que pueden cambiar la vida de familias enteras, y unas preguntas a gritos y dignas del Capitán Obvio que sonrojarían al más torpe de los estudiantes de periodismo.
Pero lo peor no es eso, lo peor de este tipo de conexiones, de esta manera de seguir noticias que son más folklore y entretenimiento que información, es la constante presencia de fans en la puerta de la cárcel apoyando a su ídolo que, recordemos, en este caso ha robado dinero público a mansalva, cegada por el amor, la avaricia o cualquier otro motivo que se nos ocurra, pero en ningún caso disculpable. Fans en la puerta de la cárcel reprochando al estado que haya encarcelado a una señora, lamentando su triste circunstancia, disculpando el hecho por todos los motivos posibles y asegurando que su situación no es comparable con la de ningún otro ladrón porque ella «tiene otra clase», «es una artista». Españoles que dentro de dos semanas irán a votar como tú y como yo y cuyo voto valdrá lo mismo.
Concepciones de la democracia y el derecho al voto aparte, que darían para una entretenida conversación de sobremesa, por ahora solo me pregunto una cosa: toda esta gente saliendo en la tele justificando que Pantoja o quién quiera que sea, es buena, hace las cosas por motivos disculpables o no es peor que otros que también han hecho eso mismo y están por la calle de paseo ¿no están haciendo apología de un delito? ¿no nos estamos regodeando precisamente en esta apología? ¿no es indecente estar en la puerta de la cárcel «adorando» a un delincuente juzgado, condenado y que ha reconocido su delito? ¿y no es más indecente aún amplificarlo por la tele?
Pero vamos, mientras escribo estas palabras estoy viendo un resumen de lo que ocurrido el viernes por la noche en Sálvame Deluxe y no doy crédito. A estos un día se les va a morir alguien de verdad y lo peor es que va a ser sin querer…
El problema que subyace en el fondo de este aparente enigma, creo que consiste en que alguna de esa gente que vota, de una manera a veces inconsciente, lo hace por el candidato que se aproxima más a su propia idiosincrasia, al que en el fondo comprende mejor. “Ese es un mangante como yo, que si estuviera en su puesto, arramblaría con todo hasta incluso el barniz de las puertas” «El “otro” dice “cosas raras” que no entiendo, como que hay que repartir», etc. Se tiende a pensar, de forma equivocada que el mundo se divide entre maravillosos y honrados votantes y mezquinos- ladrones representantes políticos. Creo que tenemos mucha suerte de que bastantes de los que votan, jamás lleguen a asumir cargos administrativos, debido a sus pocas luces junto a desidia y pereza congénitas. La mayoría, por no decir todos,son asíduos a programitas como Sálvame y horrores similares. Y es que desengañémonos, mucha, mucha gente en el mundo no pagaría ni con la vida sus mezquindades.
Cargos de los que por cierto, no les hago responsables. Sí, no creo que que ningún ser humano sea culpable de ser como es. Creo, eso sí, que todos somos víctimas de no se sabe muy bien qué…
Siento haber dejado un comentario quizá demasiado filosófico que trasciende en mucho el nivel que se acostumbra usar por aquí pero por una vez tampoco creo que pase nada.