La noticia ayer del divorcio de Jordi Évole de la que ha sido su productora desde que nació Salvados, El Terrat, ha sido una sorpresa fugaz. Sorpresa por el momento en que tiene lugar, apenas unos días antes del estreno de la nueva temporada, fugaz por ser un movimiento muy habitual en la televisión, donde los programas nacen, crecen y a menudo se independizan, una vez sus máximos responsables en pantalla y/o dirección consideran tener la capacidad y relevancia necesarios para seguir el camino solos.
A muchos les puede parecer que movimientos de este tipo solo demuestran lo ingrato de algunos profesionales que, una vez autosuficientes, olvidan quién les puso donde están, pero hay muchos motivos que pueden llevar a tomar esta decisión y, cuando los programas son tan personales como este, es lógico pensar que crean poder emprender el camino solos y que efectivamente así sea.
¿Qué lleva a romper una relación de estas características? ¿Es una cuestión de control? ¿De dinero? ¿Diferencias irreconciliables? Pocas veces salen a la luz los detalles concretos y pocas veces estos son tan precisos como para poder dar una única razón. En este caso no se han dado explicaciones, aunque todo el mundo parece estar en modo cordial e incluso Jordi Évole y Andreu Buenafuente han intercambiado unos amables tuits en los que se agradecen el tiempo que han pasado juntos y lo compartido en estos años. No tiene por qué ser traumático.
Ahora solo queda ver qué tal se las arregla Évole sin el apoyo de una productora tan solvente como El Terrat y, muy especialmente, ver qué cambios tiene el programa que puedan ser el resultado de las desavenencias que nos han traído hasta aquí. Por el momento, el arranque de temporada sorprende con una entrevista a Julio Iglesias, un personaje atípico para un programa como este y que tendría mejor encaje en casa de Bertín o en el tétrico palacio de Risto.
Algo más que un cambio de formato ha de haber detrás, pues no creo que Évole quiera dar este tipo de giro a su programa, construido a base de otro tipo de cosas, poco habituales en el periodismo, o en el periodismo/entretenimiento, con una pátina de incomodidad y ese característico toque Sextero que tanto ha dado que hablar siempre, tanto a sus fans como a sus detractores y que han conformado, sin duda, la personalidad propia de la cadena. Salvados y Évole son uno de los pilares que sostienen esta bien llevada personalidad, no lo imagino ni de otro modo ni en otro canal.