Ya antes de que José Antonio Sánchez fuera designado presidente de RTVE, la elección de su persona era polémica por algo tan elemental como el hecho de venir de Telemadrid, un dato que a priori era, como mínimo, poco estético. Sus actos y decisiones podían haber callado muchas bocas pero, desde su nombramiento en octubre del pasado año, TVE no solo no ha mejorado, sino que sus datos son cada vez peores y los programas a los que ha dado luz verde, fracasos en todos sus aspectos o casi desapercibidos por la complicada situación de la cadena.
Durante el mandato de Sánchez se ha permitido la emisión de ese engendro llamado Alfombra Roja Palace, durante su mandato se ha puesto en emisión uno de los programas más fugaces que se recuerdan como es el recién fulminado Así de Claro, se ha recuperado a Los Morancos para levantar una tarde que no ha hecho sino ir a peor, está previsto traer a Bertín Osborne a hacer entrevistas por valor de más de medio millón de euros, se ha ninguneado a los principales partidos políticos emergentes, se ha presumido de cuidar de la salud de los televidentes con un adelanto del prime-time que ha durado apenas unas semanas, se han seguido tomando cuestionables decisiones editoriales, se ha confirmado la no renovación de Los misterios de Laura por cuestiones económicas y se ha subido el sueldo a más de 70 directivos. Entre otras muchas decisiones cuestionables.
Pero se le pide que dimita por afirmar que vota al partido al que todos asumíamos ya que votaba, un partido que es el que le ha puesto en la posición que hoy ostenta y del que ya había cobrado anteriormente. Algo me falla oiga.