En su deriva hacia no sabemos muy bien qué, TVE nos daba ayer muchos titulares: empezábamos con la enfermedad misteriosa de Mariló Montero que la mantendrá retirada de La Mañana hasta el nuevo curso, una enfermedad que, si bien se anunciaba como algo sin importancia, hacía saltar todo tipo de alarmas y comentarios, inevitables cuando un personaje público como ella enferma.
Es incómodo pensar que determinados personajes no tengan derecho a su vida privada, que no puedan preservar cosas tan íntimas como sus problemas de salud, algo legalmente muy protegido, pero en los tiempos que vivimos es absolutamente imposible evitar que la gente empiece a elucubrar y la única manera de evitarlo es ir con la verdad por delante, siendo directo y transparente, aunque sea ciertamente molesto y hasta invasivo. Hoy por la mañana todos los medios apuntan a que, efectivamente, se trata de una dolencia sin gravedad en términos médicos, pero un claro impedimento para el desarrollo de su profesión. Se estará hablando del tema todo el día pero mañana habrá pasado y Mariló podrá trabajar para recuperarse y volver en septiembre, si es que las cosas en la cadena pública no se revuelven del todo, que es algo que nadie puede garantizar.
Por la tarde, TVE seguía dando novedades, en este caso la segunda entrega del concurso Jugamos en casa, una adaptación Hollywood Game Night, concurso norteamericano emitido en NBC y presentando por Jane Lynch que, si bien cuenta con los mismos mimbres que el de TVE, está lejos de ser el mismo programa. No es solo que se emita de noche y con un tono algo más adulto y gamberro, también por la capacidad que tienen las estrellas norteamericanas de perder la vergüenza, de hacer todo tipo de gamberradas y salirse del papel, dando grandes momentos televisivos. Por no hablar de la diferencia evidente entre Jane Lynch y Los Morancos.
El principal problema de Jugamos en casa, al menos en estos dos primeros programas, es la sensación de estar viendo un refrito de otras cosas, tanto por las pruebas, a medio camino entre Pasapalabra y Me Resbala (de la misma productora), como por la elección de invitados, los de siempre en este tipo de formato, más que conocidos en su vis cómica, casi como de casa. La presencia de Los Morancos no hace sino recordarnos que estamos ante un programa que no quiere asumir riesgos, uno que busca al público de TVE de siempre (que se le sigue muriendo inevitablemente), uno que está anclado en un pasado del que sale o le sacan a patadas. El programa tiene ritmo, los presentadores se ven sueltos y no parece que estemos ante unas primeras entregas, sino frente a algo muy rodado. Técnicamente bien, muy rodado y con ritmo, pero sin gracia, pasado de moda, sin interés.
Las noticias en TVE no terminan aquí, pues entrada la noche, como dicen algunos, con nocturnidad, se anunciaba la cancelación de Así de claro, el debate político de Buruaga, que apenas ha durado tres semanas y cuyos datos de audiencia y malas críticas han hecho que se le den menos oportunidades de crecer que al muy lamentable Alfombra Roja, que se mantuvo dos semanas más en emisión. Parecía una decisión cantada casi desde antes de nacer, en un ambiente en el que se me antoja imposible sacar adelante un programa de debate, incluso si estuviera perfectamente equilibrado, que no parece el caso. Por las noticias que leemos a diario sobre la información y la producción en TVE, por las declaraciones de sus directivos, los distintos comunicados de los trabajadores y demás avatares, creo que a TVE se la están cargando entre todos y, aunque unos puedan tener más culpa que otros, nadie parece tener interés alguno en trabajar para salvarla. Muy triste.
Cerraba el día televisivo yo también en TVE con la emisión de Masterchef, un supuesto programa de cocina que ayer dedicaba cerca de media hora de programa a hacer una mezcla de publirreportaje del ejército con teatrillo de los exconcursantes, extendiéndose hasta la madrugada sin sentido ni contenido.
¡Vaya día en TVE!