Parece indiscutible que vivimos un boom de las series de televisión como nunca antes se había visto. No me refiero solo al éxito que estas tienen en las televisiones nacionales, sino al run-run general que en todas partes genera cualquier ficción con ese algo especial que la hace diferente y apasionante y que moviliza audiencias en cualquier parte del mundo, tanto en el momento de su emisión, como en redes sociales, merchandising, eventos relacionados y hasta juegos de azar tematizados.
Tal es la movilización de los fans en torno a determinadas series, que la retransmisión de sus episodios se convierte en un evento en sí misma, como los grandes partidos de fútbol, la final de la Superbowl o las olimpiadas. Y es así como algunos empresarios han visto la oportunidad de sacar partido a este éxito y crear su propio evento en torno a ello, reuniendo a los fans en un mismo lugar para la emisión de la serie, en este caso, un bar de Nueva York que anuncia como reclamo la emisión de Juego de Tronos. Así, a la hora en que HBO programa un nuevo episodio de su serie de mayor éxito, en este bar se reúnen decenas de personas para apasionarse en compañía entre pinta y pinta de cerveza, un bar que se define como «de temática televisiva» y en el que Juego de Tronos no era la única serie en emisión, para disfrute de los más aficionados a la experiencia colectiva de ver televisión.
¿El problema? Que se trata de una serie emitida en un canal de pago y a HBO no le ha hecho ninguna gracia pensar que todas esas personas podrían estar gastando en cerveza el dinero que eventualmente podrían invertir en una suscripción a su canal, que ahora no necesitan porque el bar les proporciona ya el contenido. En vista de ello, han solicitado amablemente al bar que dejen de emitir la serie, a lo que, por evitar innecesarios problemas, han accedido sin rechistar.
Es uno de esos casos en los que se entiende perfectamente el pensamiento de la cadena, pero también se pueden plantear tantos beneficios, que no tengo claro si no hubiera sido mejor dejarlo pasar. Es cierto que se trata de un contenido de pago y que la suscripción no da derecho a la emisión pública del mismo. Es cierto también que todas esas personas que se reúnen allí para ver Juego de Tronos no necesitan gastarse el dinero de una suscripción a HBO para ver la serie pero, se trata de un argumento muy simplista. Primero, porque ir a un bar a ver la serie no implica que no tengas una suscripción al canal en casa, simplemente que prefieres verlo en compañía, del mismo modo que todos hemos ido alguna vez a un bar a ver un partido con amigos aunque tengamos contratado el fútbol en casa. Segundo, porque no solo de Juego de Tronos vive HBO y uno puede ir al bar a ver esta serie pero seguir teniendo interés en suscribirse por el resto de los contenidos. Y es aquí donde veo la principal ventaja de iniciativas como esta: que actúan como reclamos publicitarios de una oferta de televisión que, como espectadores, no puede disfrutarse a diario en el bar, que se trata de una hora de promoción de la cadena que puede reportarle muchos beneficios al despertar el interés por sus contenidos.
En ningún caso, como en otras ocasiones en que hemos hablado de cuestiones similares, podemos hacer la cuenta directa que presupone que todos los que pasan por ese bar a la hora de emisión de la serie a)no son suscriptores de HBO y b) lo serían si el bar dejara de emitir la serie. En cualquier caso, si esto prospera, igual las cadenas de pago podrían plantearse licencias para emitir en los bares y otros centros de ocio, como ocurre con los eventos deportivos. Es solo una idea.