Presentada estos días en el MIPTV, el mercado de formatos más importante de la televisión, parece que El ministerio del tiempo ha despertado gran interés, entre otros en la cadena norteamericana Fox, que podría querer comprar los derechos de adaptación de la historia.
Cuando hace unos días se anunciaba su presencia en la feria, me llamó la atención que la serie generara tantas expectativas de venta internacional, toda vez que la historia que narra es muy local y fuera del mercado español sería difícil que calara tal como la conocemos, absolutamente centrada en nuestra historia y con diálogos llenos de referencias a nuestra más cercana cultura, situación social o referencias pop.
En mi opinión, las claves del éxito de El ministerio del tiempo son precisamente aquellas que la hacen difícilmente exportable, todas esas características que solo desde el conocimiento de nuestro pasado y nuestro presente llegan a calar en el espectador, acompañadas además de unas estupendas interpretaciones.
La producción, simplemente doblada, es una buena serie de aventuras con un toque de ciencia ficción, pero esa capa es demasiado superficial para hacerla grande, faltan todas las demás que son las que hace que brille. Pensando en el mercado americano, que compra formatos para darles la vuelta por completo y adaptarlos a su idiosincrasia particular, tanto si son series de países lejanos y en otro idioma, como si se trata de producciones en inglés o de países vecinos (aún no sé cómo Downton Abbey ha logrado colarse en medio de tanta obsesión por adaptar), la cosa es aún más complicada.
Y sin embargo, algo tiene el ministeríco, que lo es sin siquiera saberlo y, pese a que la aparente simpleza de una historia de viajeros en el tiempo que han de mantener el pasado como lo conocemos para evitar el temido efecto mariposa, no precisa de compra de formatos, los creadores de El ministerio del tiempo están de enhorabuena, pues han logrado calar en las exigentes mentes de los ejecutivos norteamericanos.
Un honor que se suma a las recientes compras y adaptaciones de Los misterios de Laura y Pulseras Rojas, quizá dos de los ejemplos más recientes que prueban que los ojos de la industria miran hacia España con interés, mucho más del que a veces nosotros mismos somos capaces de reconocer.
No estoy nada de acuerdo con tu teoría. Es muy fácilmente adaptable a cualquier país, porque en todos ellos hay historias, blancas y negras, que merecen revisión. Lo que no calaría es justamente una versión EEUU, con poco más de 200 años de historia real. La veo más en los mercados europeos, sobre todo en Gran Bretaña o Francia.
Otra cosa es que la adaptación sepa capturar la quintaesencia de cada país. Aquí lo han conseguido de fábula y el resultado es delicioso. Los birtánicos tienen sentido del humor y es donde mejor lo conseguirían.