Anoche volví a dedicar parte del prime time a ver Algo que celebrar en Antena 3 y he de reconocer que me causó cierta pena que ya se haya anunciado que no renovará por una segunda temporada. Si es cierto que la serie tiene un precio moderado, como siempre se ha comentado, y teniendo en cuenta que en sus cinco semanas de emisión ha promediado los dos millones setecientos mil espectadores, parece raro que se haya decidido tan pronto esa no renovación, aunque la progresión ha sido claramente negativa.

Algo que celebrar se estrenaba en un día de la semana en que la competencia directa se sabía muy floja y la constante bajada de audiencia de Alatriste en Telecinco no ha hecho más que confirmar lo que era un secreto a voces, que no era rival. Sin embargo, la comedia de Antena 3 no se ha beneficiado de este fracaso como cabría esperar y, aunque su dato la pone a la cabeza del prime time, no lo hace de forma destacada. ¿Los motivos? El impresionante resultado de El Jefe en La Sexta (líder en la emisión de su primera entrega) y de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? en Cuatro, a apenas un par de puntos y líder en su tramo final.

¿Por qué no ha probado Antena 3 a cambiar de día su serie entonces? Supongo que, con estos datos, todo parece apuntar a que Algo que celebrar, en un enfrentamiento directo con un producto más potente en Telecinco podría sufrir notablemente. Quizá se piense que, en realidad, solo está funcionando porque hay cerca de dos millones de espectadores huérfanos, repartidos entre otros canales quienes, de encontrar una opción atractiva en lugar de Alatriste, posiblemente mermarían la audiencia de Cuatro y La Sexta, dejándolas en números algo más bajos pero, muy especialmente, tocarían los datos de Algo que celebrar, dejándola con una audiencia insuficiente para resultar rentable.

Es la única explicación que se me ocurre ante una decisión tan rápida para una serie cuyo desempeño es razonablemente bueno y que en pantalla es bastante resultona. Aunque también es posible que el equipo de ficción de la cadena, que recibe los guiones y los episodios terminados bastante antes de su emisión, haya visto que el recorrido de la misma no termina de funcionar, que su elemento característico, el de las reuniones familiares constantes, no sea suficiente para sacarla adelante y que más pronto que tarde la audiencia terminaría por aburrirse y desconectar. Es otra posibilidad.

Una pena porque esta familia completamente disfuncional, empezaba a inspirarme cariño.

Imagen: Mujer Hoy