Periodismo: eso que todos pensábamos hasta hace no mucho tiempo que era una profesión en la que la principal virtud era la ecuanimidad, la imparcialidad, la búsqueda de una posición crítica y en la que se cuestionara todo, independientemente de las ideas personales de sus profesionales. En ser capaces de criticar o alabar tanto a los que uno apoya como a los que no, radicaba la valía de los periodistas.
Y así es como nos encontramos en 2015, con una televisión plagada de tertulias, tanto políticas como deportivas, en las que lo más importante es que sus colaboradores (mayoritariamente periodistas) se posicionen claramente en uno u otro bando. O eres pro-PP, o pro-PSOE, o pro-Podemos, o eres del Real Madrid o del Barcelona. Puedes ocasionalmente alabar o criticar a IU, UPyD, Ciudadanos, el Atlético de Madrid o el Sevilla pero, la mayor parte del tiempo estás condenado a ser rojo, azul, morado, blanco o azulgrana. No valen las medias tintas, no te conducirán a nada, no volverás a ser llamado porque no das juego. Me imagino incluso a algunos de estos colaboradores habituales forzando unas posiciones en las que no creen del todo, solo para preservar su silla en la tertulia.
Los medios de comunicación de masas, tanto la prensa, como la radio o la televisión, han tenido siempre una línea editorial conocida, una que beneficiaba a su intereses gracias a la polaridad de la sociedad española, pero nunca fue una línea que convirtiera a los periodistas de primera fila en auténticos fanboys cuya opinión tiene el mismo valor que la de cualquiera de los espectadores o tuiteros que, al tanto de la información, comentan la jugada de turno.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos llegado aquí?
Chica, enhorabuena, tienes toda la razón
Y lo peor es que eso no solo ocurre en la TV, sino también a pie de calle y en las redes sociales, o eres pro-PP, o pro-PSOE, o pro-Podemos, o eres del Real Madrid o del Barcelona. No puedes criticar a uno de ellos porque automáticamente te meten en uno de estos sacos y no puedes tener una postura ecuánime 🙁