Ya habíamos tenido oportunidad de ver el trabajo de Jalis de la Serna y Alejandra Andrade en Encarcelados en el extranjero, una serie de reportajes emitidos en La Sexta en los que se mostraban las condiciones de vida de algunos de nuestros paisanos en las cárceles más complicadas del mundo. Un trabajo de investigación bastante lucido y que tenía un buen encaje en el canal, que ya desde hace tiempo se caracteriza por su atención a la información, más allá de los productos informativos tradicionales.

Es por esto que la puesta en marcha de En Tierra Hostil, una nueva serie de documentales de los dos reporteros, nacía también para emitirse en La Sexta. Sin embargo, el resultado final de las piezas parece que superó las expectativas de alguno de los principales responsables de Atremedia que, con no poco riesgo, apostaron por emitir su primera entrega en Antena 3 y en prime time.

Si dejamos a un lado el denostado Informe Semanal,  no recuerdo cuando fue la última vez que una de las principales cadenas de televisión apostó por competir en horario de máxima audiencia con un programa de estas características. No es solo que no sea ficción o entretenimiento, los formatos habituales de la franja, es que además se trata de reportajes duros y alejados de la sociedad en que vivimos, con los que es difícil sintonizar a nivel personal, identificarse con la posibilidad de que alguno de nosotros termine por encontrarse en esa situación. Y sin embargo, funciona, hasta el punto de convertirse en líder de la noche, por encima de un sano Masterchef Junior en TVE y un algo renqueante pero todavía sano Hay una cosa que te quiero decir en Telecinco. Todo un triunfo para una apuesta que no era sencilla de vender.

Precisamente una de las debilidades de En Tierra Hostil, esa dificultad para conectar con el espectador a título personal, puede convertirse también en una de sus fortalezas. El hecho de que todo se presente lejano, difícil, imposible, casi ficticio, hace que asistamos a una serie de documentales que cuentan una historia real como quién cuenta una película (hasta la cartela de presentación parece de una película). Todo es tan remoto y exótico que optamos por dejarnos llevar a una irrealidad complicada y difícil que, a ratos, nos da una bofetada en la cara para recordarnos que se trata de un reportaje, no de un cuento, pegándonos un subidón de adrenalina.

Por otra parte, los tiempos convulsos en los que vivimos, tanto a nivel político internacional como en lo doméstico social, hacen que el espectador sea más propenso a dejarse llevar por este tipo de reportajes. Hoy más que nunca nos interesa saber qué ocurre fuera de nuestras fronteras, qué situaciones se dan en el extranjero que pueden poner en peligro a la población o la estabilidad internacional. Hacerlo de la mano de españoles que cuentan la historia con los ojos del propio espectador es una forma muy sencilla de entrar en las casas con informaciones de otro modo más ásperas, más distantes, menos creíbles.

La emisión de En Tierra Hostil en Antena 3 se anunciaba como un evento de presentación, como algo ocasional que tendría su continuidad en La Sexta (había que curarse en salud por si se tropezaba) pero, a la vista de los excelentes resultados, no parece que la próxima semana vaya a cambiar de canal.