Es joven, bien parecido y sonríe mucho más que la media. Con solo estas tres virtudes tan sencillas Pedro Sánchez ya podría ser calificado de televisivo, insisto, hablo siempre en comparación con sus congéneres. Pero no es por eso por lo que recibe el calificativo de televisivo, sino por el acercamiento que está haciendo al medio catódico que, una vez más, a diferencia de sus compañeros de profesión, resulta diferente y en un país acostumbrado a que sus líderes políticos se muestren siempre serios, a menudo enfadados y especialmente rígidos frente a la pantalla, un soplo de aire fresco.
No creo que Pedro Sánchez sea muy distinto a otros tantos políticos que vemos a diario, mucho menos que, de llegar a presidente, o siquiera a candidato oficial, la cohorte que le rodea le permita serlo, pero sí veo que hay en él un afán por conquistar al electorado desde cualquier posible altar, sin complejos, y eso hace que se atreva a participar en programas donde otros no solo nunca se plantearían estar, es que ni de lejos admitirían conocer siquiera (caso de Sálvame) o en otros en los que la apretada agenda sirve como excusa perfecta para no enfrentarse a un reto que puede humanizar al político, hacer de él una persona normal, aunque luego no nos guste lo que vemos.
Esto es lo que Calleja ha conseguido este pasado domingo al presentar a un Sánchez cercano, que lo mismo se sube a un aerogenerador a 70 metros de altura, que se descuelga por él sujeto apenas por unas cuerdas en un rappel vertical. Tras ello, una escalada a pelo por el peñón de Ifach y ya tenemos líder carismático y valiente. Pero ojo, que este programa tiene trampa, o trampita si queremos.
Efectivamente, el secretario general del PSOE aceptó el reto y se subió a las alturas y, lo que es más importante aún, fue el único de los consultados que se atrevió a hacerlo, algo que igual Rajoy o Iglesias no hubiera rechazado de haber sabido que el programa podía convertirse en un publireportaje de su persona. Y es que Sánchez y su equipo han sabido estar listos y han logrado retorcer el formato hasta conseguir que más de la mitad de un programa que suele ser de aventura y deportes de riesgo, se convierta en un estupendo «Una semana en la vida de Pedro Sánchez» emitido en prime-time que ya lo querrían muchos.
Desconozco los pormenores de la negociación entre Cuatro y PSOE para la producción del programa, pero no cabe duda que algo tan aparentemente simple como el intercambio de retos que plantean Calleja y Sánchez en la promo, ese «yo me subo por las paredes contigo pero a cambio tú te vienes conmigo a vivir mi día a día», debió ser mucho más intenso y exigente.
A diferencia de otros programas, en los que lo importante era la aventura, el afán de superación, las dificultades a las que se enfrenta el personaje popular a la hora de enfrentarse a algo tan exigente como el deporte de montaña, esta entrega ha dado la vuelta y ha estado centrada en las dificultades de Calleja para adaptarse a la vida entre cuatro paredes, ya sean las del Congreso, las del despacho del político, las de su casa o las de aquellos lugares en los que desarrolla su día a día un candidato a presidente. Igual que hemos visto en programas como El Convidat, de TV3, en que el presentador acompaña a sus invitados durante unos días llegando a dormir en su casa, Calleja ha pasado una noche en el sofá de la casa de Pedro Sánchez y solo le ha faltado darle un besito de buenas noches. Entretenido para el espectador medio que puede tener interés en conocer al personaje, pero muy alejado de lo que es normalmente Planeta Calleja. Lo que viene siendo un publireportaje en toda regla y hasta entretenido o si no, a ver cuantos de vosotros habéis aguantado más de una hora seguida viendo a un político con interés y encima entretenidos.
Pues eso, que Sánchez es muy televisivo, sí, pero no por lo que podría parecer a simple vista.
Últimamente hay una carrera (desmadrada) de los políticos para salir en televisión. Dónde? cuándo? qué importa, el caso es salir. Llegará un día en que se apunten a dar el tiempo o a jugar a la ruleta en los concursos de madrugada.
A propósito de esto:
http://elblogdemistertal.blogspot.com.es/2014/12/pablo-iglesias-en-que-tiempo-tan-feliz.html