He terminado de ver la serie completa de episodios que conforman Las caras de la noticia y una de las cuestiones de las que se hablaba es también una de las críticas más comunes a los informativos televisivos de hoy en día: la no noticia basada únicamente en interés promocional de la cadena. Esos minutos dedicados al estreno de la película producida por el canal, esas noticias sobre la audiencia record de la noche anterior o esas piezas anunciando el estreno de una nueva producción o el final del concurso de turno. Pura autopromoción que no debe ser utilizada para rellenar minutos de informativos del mismo modo que los periodistas no deben ser protagonistas de las noticias que cuentan.
Y, aunque es cierto que, a base de verlo una y otra vez, nos hemos terminado acostumbrando a que así sea, parece razonable pensar que una de la máximas del periodismo sea, efectivamente, no convertir en noticia al periodista, ni al medio desde el que nos habla.
Pese a ello, hay momentos en los que la noticia puede justificar que los trabajadores de un medio sean el centro de la misma y en apenas un par de días hemos vivido dos casos muy diferentes: de una parte, las críticas vertidas sobre TVE por informar de manera sesgada del conflicto que en la cadena pública tienen algunos de sus trabajadores, conflicto del que según estos mismos empleados no se ha informado suficiente, ni correctamente desde los Telediarios de TVE. Un ejemplo claro como ningún otro de noticia que afecta al medio y a sus trabajadores.
De otra parte, esta misma mañana, Cruz Morcillo, colaboradora habitual de El programa de Ana Rosa, se erigía en protagonista de su propia noticia, denunciando que su teléfono había sido pinchado por la policía tras algunas de sus revelaciones sobre el caso Barcenas, poniendo en peligro sus fuentes y la libertad de prensa en general, en su peculiar episodio casero de The Newsroom. Un caso muy feo pero que, sin embargo, no ha tenido mayor eco en otros medios, no sé si por lo claro que tienen sus compañeros que esto es algo que pasa asiduamente o porque, al efectar a una compañera de la competencia y, pese a que no se estaba atacando a un medio en concreto sino a la profesión, nadie ha querido mojarse.
Independientemente de cómo y cuánto se haya informado en sus respectivos medios de estas noticias, mi duda es ¿Deberían haberse dado siquiera? ¿No son precisamente estas las noticias que, desde la teoría, los periodistas afirman no tener que dar pues tan solo les afecta a ellos? ¿Utilizan conscientemente los medios para su propio beneficio? ¿Cómo decidir cuando una noticia es realmente una cosa a contar o un tema personal? Muchas preguntas y muy matizables y debatibles respuestas.
Desde mi punto de vista como mera espectadora, y no siendo periodista, creo que una noticia, sea quién sea el protagonista, lo es cuando es noticia en todos los medios. Cuando una información lo es solo allí desde donde se propaga pero carece de interés fuera, parece más propaganda, autopromoción, mero cotilleo… o defensa propia.