Que en La2 estrenen un programa de ciencia no debería ser noticia, pero las cosas en la televisión pública están tan malitas, que el hecho de que dediquen una hora de su parrilla a este tipo de programas de divulgación, se convierte de pronto en el evento de la semana, bueno, no me paso, del día. A ello también contribuye la presencia entre los colaboradores del programa de un buen puñado de personajes muy populares en internet, gente que con su buen hacer y facultades para la comunicación han hecho de la ciencia algo divertido, apetecible de seguir y ahora además, televisivo. Nombres como Antonio Martínez Ron, Pepe Cervera o Clara Grima son solo algunos de los que anoche pasaron por el plató para demostrar que ser experto en ciencia no está reñido con el entretenimiento y la diversión.
Órbita Laika ha supuesto además el regreso a televisión de Ángel Martín, un intento por parte de los responsables del formato de hacer más comercial el programa, de llamar la atención del gran público, esos que sintonizarán La2 para ver una cara conocida y que, solo después de esta primera conexión, pueden quedar atrapados por otras virtudes. Y Martín no lo hace del todo mal, muy en la línea de Sé lo qué hicisteis, con ese mismo tono socarrón y su actitud de estar un poco de vuelta de todo, muy Ángel Martín.
A diferencia de lo que uno podría esperar de un programa sobre ciencia, la puesta en escena es como la de un talk show clásico, con una introducción del presentador a modo de monólogo y entrevista a un personaje famoso como invitado (en este caso Ana Morgade), quién además servirá de hilo conductor de todas las colaboraciones que van pasando por plató y de algunos de los experimentos que allí se muestran. Como ocurre en otros casos similares (el primer ejemplo que me viene a la cabeza es El Hormiguero), este personaje famoso solo sirve de «azafata» asombrada, aunque en este caso Morgade les salió bastante listilla y se sabía todos los experimentos que mostraron.
Me gustaron mucho los colaboradores habituales, todos, de hecho, me encantó su soltura frente a la cámara, mucho mayor que la de muchos otros profesionales de la comunicación que en sus primeras incursiones en plató están dubitativos, inseguros, acartonados. Aquí todos parecían estar en su casa charlando con sus colegas, muy agradable y además, con un vocabulario muy accesible y una temática con la que todos podíamos sentirnos identificados.
En este sentido, podríamos llegar a calificar los contenidos de simples, y así es, pero no veo por qué la ciencia ha de ser siempre algo inaccesible y complicado. Órbita Laika no es Redes, es obvio, ni su contenido ni su concepto como programa tienen nada en común, más allá de intentar divulgar contenidos científicos pero, pese a que el programa de Punset pueda ser más sofisticado y llegue a provocar a un grupo de espectadores mucho más selecto, me atrevo a decir que pocos serán los que encuentren ciencia útil para su día día en sus peroratas o que algún joven se acerque a la ciencia a través de sus entrevistas (fabulosas sin ninguna duda). Si se trata de hacer servicio público y educar, es bueno tener programas como Redes, pero antes de llegar ahí, habrá que pasar por esta Órbita.
Es precisamente esta ciencia sencilla y sus destinatarios la que de algún modo me descoloca el programa en el horario en el que se emite, pues creo que tendría mayor sentido en formato diario (de lunes a jueves/viernes) y a una hora más temprana, incluso en el access compitiendo con El Hormiguero y sus experimentos. Emitido en la noche del domingo, una de las más competitivas de la semana, con la audiencia claramente dividida entre quienes quieren ver cine y los que nos decantamos por la actualidad y las entrevistas, parece poco probable que consiga hacerse un hueco.