Vaya temporadita llevamos de movimientos televisivos que dan vergüenza ajena. De una parte, las loas permanentes a Isabel Pantoja por parte de sus amigos y cortesanos, repartidos por todas las tertulias del corazón, en todas las cadenas, que han llegado a un punto absolutamente demencial. Que yo puedo entender que sus hijos estén tristes, que sus amigos lo lamenten y que sus fans estén huérfanos de cante pero por favor, que haya tanta, pero tanta gente, penando por los platós, como si esta señora no hubiera hecho nada malo, es de una sinrazón y una caradura que no puedo comprender.
Se escudan unos en que hay otros que han robado más y no entran en prisión, y tienen razón en criticar lo segundo, pero eso no significa que esta señora deba estar fuera, sino que los otros deberían estar dentro. Que haya tantas personas sublevadas por que su Pantoja haya entrado en la cárcel nos da una idea de por qué existe tanta corrupción consentida en este país, porque todos esos chorizos tienen familiares y amigos que no conciben que se vaya a la cárcel por robar, que justifican los hechos amparándose en que hay otros delincuentes peores y así estamos. Pero que se consienta algo así en todas las televisiones, sin que nadie ponga a los plañideros en su sitio, me parece indecente. Y que sea en Sálvame donde se escuchen los comentarios más razonables en este sentido es ya de juzgado de guardia. Para que luego digan. Gritan mucho sí, pero a veces son los más sensatos de todo el panorama.
Vergüenza dan también los movimientos y sustituciones recientes en TVE, que cada día se parece más al NODO, no tanto por lo que cuenta, como por el aspecto que presentan sus colaboradores y caras visibles. En un paseo básico por las distintas cadenas de televisión, es facilísimo saber cuando has llegado a TVE solo viendo el aspecto que tienen quienes están en pantalla. El último ejemplo, la sustitución de Oriol Nolis por Pedro Carreño, que algunos sugieren es debida únicamente a su condición de catalán y que, con todos mis respetos para Carreño, cuya capacidad no pongo en duda, resulta visualmente mucho menos moderno que su antecesor. Es una cuestión superficial, sí, pero no deja de ser llamativo que se produzcan cambios y nuevas incorporaciones que redunden en un aspecto retrógrado en una cadena que se está ganando a pulso la fama de ir hacia atrás en lugar de avanzar. La experiencia es un grado sí, pero ¿dónde compran la ropa? Si a este paso nos va a aparecer con capa. Oh wait!
Si, si, si, señoras y señores, con ustedes, la revolución de las campanadas de navidad, este año, por aclamación popular ¡¡¡Vuelve Ramontxu!!! Y el caso es que, puestos a volver al pasado y rescatar algo que merezca la pena, creo que el bueno de Ramón es un estupendo candidato para acompañar a Anne Igartiburu en esta cita, toda vez que no hay grandes éxitos en la cadena que puedan rescatar a sus protagonistas para dar la entrada al año nuevo. ¿Se habrán planteado la posibilidad de contar con Michelle Jenner y Rodolfo Sancho o lo de los Reyes Católicos les habrá parecido demasiado antiguo?
Que vuelva también Telepasión es un punto positivo, para un programa que quizá nunca debió desaparecer y que, a estas alturas, tiene muchísimo éxito en Antena 3, al fin y al cabo Tu cara me suena no es otra cosa que un modernizado Telepasión. El problema es que las caras de TVE este año no crean tanta expectación como pudieron hacerlo en otra época (han llegado a tener audiencias por encima del 40% de share) y no sé yo qué terminará siendo ese programa. A mí me pilla de viaje, ya me enteraré por vuestros comentarios tuiteros en qué queda la cosa finalmente.
¿Y qué decir del pequeño Nicolás, salvador de programas televisivos? La verdad es que entre la emisión de Lo Imposible y la entrevista al chaval, Telecinco lo ha petado esta semana, pero claro, de evento en evento no se puede vivir mucho tiempo y no sé si finalmente esta entrevista habrá puesto Un tiempo nuevo en el mapa y será el principio de la remontada o si, por el contrario, a partir de la semana que viene, y hasta nuevo bombazo informativo o delirio, no volverán a tener resultados que lo alejen del precipicio. Reconozco que yo fui de las que presenció la entrevista con muchísimo interés, pero también de las que terminó decepcionada por el escaso punch de los periodistas, que parecían no ser capaces de articular palabra, embobados con un relato que, en ocasiones, hacía aguas por todas partes o, como poco, pedía aclaraciones y repreguntas varias. Vergonzante en cualquier caso que este personaje tenga en vilo a medio país con lo que dice o deja de decir.
A veces siento que vivo en un artículo de El Mundo Today.
Ayer Todo Va Bien no escapó del influjo nicolasero y el ubicuo e impertinente Eduardo Inda era entrevistado (es un decir) para no contar absolutamente nada sobre el tema. Entiendo que El Mundo y T5 deben amortizar la pasta que les ha costado las entrevistas a este paranoide, pero ya se les veía el plumero a mucha distancia. Los delirios del individuo sobre su influencia en la vida política de España sólo son superados por las idiotas excusas lanzadas por las instituciones. En opinión de mi marido, reputado psicólogo, es lo mismo que coger a cualquier paranoide diagnosticado y dar crédito a sus malsanas ilusiones sobre conspiraciones que no existen.
En Sálvame Deluxe se vieron esta semana verdaderos disparates mal disfrazados de realidad. El esperpento de la Bollo con Chelo García Cortés era alucinante, aunque no menos que cuando la semana anterior Patiño escenificó la ruina de la Pantoja tirando montones de billetes falsos a una papelera, en un alarde de atrezo que ni en los tiempos dorados de Estudio 1. A la madre de la Campanario la despellejaron y crucificaron viva en aras de la audiencia, cuando su delito era bastante menos grave que el de la Pantoja, que ha sido finalmente encarcelada. El saludo de Mercedes Milá en GH a la Pantoja diciendo «le puede pasar a cualquiera» eran vomitivas.
Sí, parece esto El Mundo Today.