Ya está bien de decir que las producciones españolas no valen nada, que el público está harto y da la espalda a la ficción nacional. No, no se trata de eso. Si el público no va a las salas de cine, si no pone la tele ante determinados productos es porque no están bien hechos, porque no tienen ritmo, porque las historias que cuentan son un pestiño o porque una suma de motivos, a veces evidentes, otras no tanto, hacen del producto uno malo. Porque ayer tuvimos la prueba más que evidente de que la gente quiere que le cuenten historias bien contadas, quiere productos redondos, emocionantes, divertidos, sumirse en una espiral de emoción y dolor o pasar una noche de entretenimiento ligero. Y cuando se lo dan, el público responde.
Anoche, la exitosa ficción de Antena 3, Velvet, con una audiencia por encima de los tres millones de espectadores semanales, y subiendo, se enfrentaba a una de las películas más taquilleras de la historia reciente, Lo Imposible, que Telecinco llevaba anunciando un tiempo, aunque no encontraba el día perfecto para ser emitida. La emisión de un cartucho como este, tan potente, tenía que ser utilizada con fines muy estratégicos, ubicada allí donde más daño puede hacer al contrincante y donde mejores beneficios propios pueda dar. Se trataba de hacer números y más números hasta encontrar la ubicación ideal, una que fuera más allá del rendimiento económico que pudiera reportar en sus primeros pases, que tampoco es nada despreciable.
La batalla estaba servida y, con la seguridad casi total de que sería la película la que se alzaría con la mayor audiencia de la noche, el interés radicaba en dos datos: la audiencia total de Lo Imposible y si Velvet aguantaría el golpe. Y ambos datos han sido muy satisfactorios para las dos cadenas, pues Telecinco ha logrado un récord absoluto de audiencia, con un share de casi el 35%, casi inalcanzable en estos tiempos, con seis millones de espectadores que, sin embargo, no logró machacar a Velvet, que pese a hacer su audiencia más baja de la temporada, no bajaba de los 3,8 millones de espectadores, un dato que para sí querrían cualquiera de las propuestas que hay en emisión en este país en el prime time.
Telecinco ha conseguido una inyección de espectadores que, para el cómputo final de la audiencia del mes, es muy importante y esa parece ser la liga en la que se juega ahora, la de la audiencia mensual. Ha conseguido además ingresar mucho dinero, por una película cuyos derechos ya tenía como productora y que por tanto supone una rentabilidad extraordinaria. Mientras tanto, Antena 3 ha demostrado que su ficción estrella está sana como una pera y que puede enfrentarse a cualquier cosa que se le ponga delante, que los espectadores de más que ha tenido su rival han venido de otro sitio, pero no de su serie, que apenas perdió 200.000 espectadores y con la tranquilidad de saber que no se puede emitir Lo Imposible todas las semanas.
¿Quién dijo que la competencia feroz era mala para la audiencia? Complicada de gestionar, si. Dura para quienes trabajan en las cadenas y viven en permanente estado de «guerra», por supuesto. Pero los que estamos al otro lado de la pantalla, no podemos hacer otra cosa más que alegrarnos, especialmente hoy en día, cuando elegir una opción u otra en la tele no nos obliga a renunciar a ver lo que emiten otras cadenas. Si te perdiste Lo Imposible, puedes verla aquí por un módico precio. Si por el contrario, fue Velvet lo que no elegiste, aquí la tienes. ¿Se puede pedir más?
Imagen: Vertele
No, no nos gusta: no nos dejan otra elección, que no es lo mismo. ¿Cuándo fue la última vez que se estrenó una serie extranjera en condiciones en una cadena generalista, pública o privada, en este país, (que no sea la enésima reposición de Los Simpsons o El Equipo A)? Todos los canales apuestan por la ficción nacional por una serie de razones que no tienen nada que ver con la calidad: es barata, fácil de producir, apunta al mínimo común denominador, (la ‘señora de Cuenca’), y con un par de millones de espectadores de ‘share’ ya cubres el expediente. Y punto.