La situación de TVE se está volviendo completamente insostenible por muchos factores pero, esencialmente por uno, la torpeza de un gobierno que, o bien es rematadamente idiota o bien se cree invencible y todopoderoso, y no tengo claro qué es peor.
La situación general de la televisión pública en términos económicos siempre ha sido complicada: gastos sin control, pólvora del rey para proyectos, funcionarios que están de brazos cruzados mientras se subcontrata a productoras para que saquen el trabajo adelante. Un desastre en toda regla tan monstruoso que era casi imposible de solucionar si no se tomaba una decisión drástica que implicara empezar de cero. Y no se tomó.
Para terminar de complicar las cosas, en un acto de idealismo que solo podemos catalogar de gran error de gestión, se optó por eliminar la publicidad de la cadena, algo que en principio beneficiaba a los espectadores, que no se veían molestados e interrumpidos por mensajes promocionales pero que, a la larga, hemos terminado sufriendo una merma de la calidad de la oferta tan grande que ya ni estamos frente a la pantalla, ignoramos la existencia de la cadena y ninguna de sus propuestas logra emocionarnos, tele de mercadillo.
En medio de todo este desastre se empieza a hablar de manipulación periodística, de presiones a los redactores de los informativos, convenciéndonos de que en la peor televisión pública (nacional) de la historia de la televisión en España, los informativos son también los peores, los que más retuercen la realidad. Y es posible que así sea, aunque sinceramente, nunca he visto mucha diferencia entre el informativo de TVE y el de Antena 3, por ejemplo, o incluso el de Telecinco (con Cuatro y La Sexta las diferencias son evidentes, pero esa es otra historia). En estas circunstancias, los detractores del gobierno se lanzan a hacer campaña contra todo lo que sea susceptible de dañar su imagen y los dirigentes políticos, en lugar de responder con una gestión impecable y unos gestos incontestables ¿qué hacen? Demostrar que son todo aquello de lo que se les acusa y aún más.
Empezaron con la retirada de Ana Pastor de Los desayunos de TVE, una decisión que, incluso si hubiera estado justificada por motivos no políticos (conductores de programas en radio y televisión varían constantemente con las nuevas temporadas y no pasa nada), era un símbolo. Dejarla habría sido una señal de valentía, una propuesta de transparencia o un simple disimulo, una buena gestión de imagen.
Desde entonces han sido numerosos los episodios de incompetencia, algunos de ellos reales, otros simplemente magnificados por quienes, desde dentro, también usan TVE para hacer política, a su manera. Hasta llegar al punto en el que estamos, el de la desfachatez máxima en la que se elige como candidato a la presidencia del ente a la peor persona de todas las posibles: el antiguo presidente de Telemadrid, todo un símbolo de manipulación política y ruina económica. ¿De verdad no había nadie mejor?
José Antonio Sánchez puede ser muchas cosas como gestor, algunas de ellas buenas, otras malas. Su curriculum puede tener numerosas líneas que le hagan candidato a presidir TVE con garantías, pero también hay una que dice ha sido el jefe de Telemadrid, uno de los canales con peor imagen del país (¿acaso no la tienen todos?), una mala imagen cosechada a base de hacer todo aquello de lo que se acusa también a TVE, pero peor. Es una elemental cuestión de estética y solo se me ocurre un motivo para esta decisión: provocación. O eso o es que este gobierno está tan endiosado que la imagen que sus decisiones puedan provocar le da lo mismo y, en ese caso, merecen todo lo que les pase, todo lo mal que se hable de ellos, toda la basura que se les pueda echar y buscar.
Lo malo, que se van a llevar por delante a un montón de gente con ellos y una televisión que podía haber sido muy buena.
Hola,
Han pasado solo tres años y ya tenemos las consecuencias de este debate que tuvimos en tu web:
https://www.chicadelatele.com/2012/05/17/politicos-inmaduros-y-consecuencias-indeseables-pero-democraticas
Como te decía entonces cambiar la ley con el pretexto de que había inmovilismo en la tele era abrir la caja de pandora y abocar a la televisión pública al sectarismo, a su descrédito y a su potencial desaparición.
Y aquí nos encontramos…
Un último tema a tener en cuenta que complementa la aportación en aquel debate anterior es que la democracia no supone solo el gobierno de la mayoría, sino el pluralismo que refleje y recoja las demás sensibilidades políticas dentro del sistema.
La solución de entonces, que tu considerabas como democrática, que nos ha llevado a la situación de ahora, que consideramos una perdición, no es pluralista y eso es lo que desnaturaliza el servicio público.