Un par de veces en las últimas semanas he tenido conversaciones en torno a la elección de un adjetivo que algunas personas consideraban inadecuado para el tema que se estaba tratando y dos veces he intentado explicar a esas personas que se trataba de una valoración subjetiva, una que, dependiendo de cuestiones mucho más allá de los datos objetivos, puede ser interpretada de distinta manera.
El adjetivo en cuestión es «Discreto», aplicado en ambos casos a las audiencias de programas que, emitidos en canales en abierto y en competencia directa en primera línea, creo que pueden aspirar a mucho más.
Pasado el boom de la oferta de canales en abierto, entrados en plena crisis publicitaria y no digamos ya tras las fusiones que dieron lugar a Mediaset y Atresmedia, un nuevo sistema métrico empezó a erigirse como medida interna del éxito de los programas: la audiencia media del canal. Un sistema que lleva a algunos programas a comportarse de forma extraordinaria pero que, si no se utiliza con cuidado, puede acabar convirtiendo al conjunto de un canal en una oferta más bien mediocre. ¿De qué sirve por ejemplo que un programa tenga un 10% de share en un canal de audiencia media de 5%? Sí, ese será el programa de mayor aceptación pero, en general, el funcionamiento de la oferta completa del ese canal parece pobre.
Me estoy refiriendo por supuesto a las cadenas que emiten en abierto, y más concretamente aún a canales como Cuatro y La Sexta, que nacieron para competir en igualdad de condiciones con las cadenas generalistas que ya existían y que, sin embargo, ahora se ven relegados a una segunda división en la que nadie aspira a ganar más que al otro, pese a que haya programas que bien podrían emitirse en cualquiera de las cadenas «grandes». Basta ver las notas de prensa que se envían desde los distintos grupos de comunicación en las que los datos de audiencia se muestran siempre en comparación entre estas dos cadenas, nunca en el conjunto global de la audiencia como ocurría al principio de su andadura.
Y es en este contexto en el que los resultados de algunos programas a mí se me antojan discretos, porque podrían ser mucho mejores, y no solo emitiéndose en otras cadenas. Parece evidente que la renuncia a competir contra el resto de canales en abierto es un hecho y es ahí donde entra en juego la subjetividad a la hora de elegir los adjetivos que describen el comportamiento de un determinado programa. Para quienes interpretan que la competencia es contra programas de la misma cadena o solo contra la segunda cadena del grupo de enfrente hay datos que son muy buenos, pero esos mismos datos para quién considera que la competencia ha de ser global e incluso ignorando como se comportan los programas de alrededor en la misma parrilla pueden ser simplemente discretos. Es todo cuestión de cómo se compare y de si se prima el presupuesto del grupo, su rentabilidad, o la aceptación entre el público.
No hay más.