No es el mejor programa de la televisión de este verano, ni mucho menos el que mejor audiencia está cosechando, pero desde luego Hable con ellas está logrando que escribamos y escribamos del programa a cuenta de las distintas polémicas surgidas en él desde casi su nacimiento.
La última de estas polémicas es quizá la más ridícula de todas, pues esta semana TVE en su magazine matinal, presentado por Inés Ballester, ha estrenado una sección nueva, una en la que varias mujeres más o menos conocidas de la pantalla, como Loles León, Teresa Bueyes o Alba Carrillo, comentan la actualidad diaria. Rápidamente algunos han soltado el rápido gatillo para acusar a la cadena pública de plagiar el formato de Telecinco, sin caer en la cuenta de que este no es sino una adaptación de otro con más de una década en emisión en EE.UU., The View. Que tras muchos años en antena en ABC, ahora haya dos cadenas españolas con formatos similares puede ser una casualidad o una imitación, pero desde luego lo que no es es un plagio por parte de TVE a Telecinco.
Y es que si en algo se parecen Hable con ellas y The View es únicamente en tener a varias mujeres como protagonistas del programa, todas ellas con similar peso frente a la cámara (aunque esto es algo que trataremos más adelante) y de distintas edades y sensiblidades. Por lo demás, cualquier parecido con el formato original es una coincidencia.
Hable con ellas, como decíamos, se han convertido en un generador de polémicas y noticias propias. Empezó con una de sus presentadoras, Beatriz Montañez, renegando de la televisión como concepto el mismo día en que se presentaba el programa a los medios, afirmando no tener ningún interés en ella más allá de hacer carrera como presentadora. Sus constantes piques con sus compañeras y sus caritas de «jo, no me dejan hablar» se han sucedido programa tras programa y su sonado enfrentamiento con Bertín Osborne a cuenta de la situación en Venezuela ha ocupado espacio y espacio en todo tipo de medios. Que hace una semana anunciara su renuncia a seguir en el programa fue solo la confirmación de lo poco cómoda que se ha sentido en él desde un principio, y es inevitable pensar que esta incomodidad ha sido fruto exclusivamente de su falta de protagonismo y ego mayúsculo, una situación que a mí personalmente como espectadora me hacía sentir incómoda.
No ha sido la única en traspasar la barrera del programa: mucho antes que ella, su compañera Yolanda Ramos la liaba en una entrevista con José Luis Moreno, al que acusaba de deberle 25.000 pesetas de un programa en el que colaboró y del que nunca cobró, abriendo una veda que también esta semana se magnificaba en medios con otro buen puñado de colaboradores del productor que reclaman sueldos no cobrados.
Y por supuesto, la llegada hace apenas un par de semana de Rocío Carrasco, casi olvidada para los medios del corazón y mucho más para la televisión en general, desde que ella misma decidiera renunciar a las cámaras y a la labor de mentora que María Teresa Campos siempre tuvo con ella. Su regreso a la primera línea de televisión como colaboradora en este programa ha sido una sorpresa y todo un punto a favor de un formato que cada vez tiende más a la entrevista ligera, a la autopromo y a un buen toque de corazón, entrevistando a todos aquellos que temen ir a otros programas más cañeros de Telecinco, pero no renuncian a sus minutos de gloria televisiva rosa.
La llegada de Rocío Carrasco ha podido precipitar también la salida de Montañez, convencida con ello de la imposibilidad de llegar a ser nunca la estrella del programa, aunque hemos de recordar que no ha sido ella la primera en renunciar. Natalia Millán ya lo había hecho hace alrededor de un mes cuando, excusándose en sus obligaciones con el teatro, daba un paso atrás y dejaba de ser la más elegante y al mismo tiempo la más fuera de lugar de este programa en el que sus colaboradoras nunca han terminado de tener feeling entre ellas.
También Alyson Eckmann, la americana sacada de un programa de citas del grupo, parece en no pocas ocasiones completamente desconectada, como el propio Jesús Calleja apuntaba en el último programa, aunque en este caso la culpa no es tanto de ella como de quién ha pensado que ser americana es suficientemente exótico como para tener un hueco en un programa de televisión.
La más discreta sin duda y también la más solvente en su papel, Sandra Barneda, a la que vemos por partida triple, combinando sus tareas de sustituta en El programa del verano y en las últimas entregas del ya cancelado De buena ley.
Con sus polémicas, sus idas y venidas y a pesar de sus audiencias reguleras, Hable con ellas se ha convertido en el programa que todos los días da noticias y será por eso por lo que sus responsables han decidido doblar su emisión semanal y pasar a emitirlo lunes y miércoles, aprovechando que estamos despistados en verano y que puede ser un buen barbecho para arrancar definitivamente un formato que logre recuperar el interés de los espectadores por la franja del late-night, desaprovechada ya desde hace años. El otoño tendrá la respuesta.
Post originalmente publicado en Generación Young.