Cuando a María Escario no la incluyeron en la lista de periodistas enviados a cubrir la final de la Champions de Lisboa el pasado mes de mayo, muchas fueron las voces que se alzaron en su favor, por considerar que se hacía un feo a la veterana presentadora de deportes de TVE. Finalmente, alguien recapacitó o se dejó vencer por las «presiones» y se pidió una acreditación más para María.
Apenas unas pocas semanas después, volvíamos a ver a María en un estadio, también con polémica. En este caso, aparecía en Brasil, asistiendo al partido inaugural de España en el mundial, junto a un nutrido grupo de periodistas, todos ellos invitados por Iberdrola. TVE anunció que se sancionaría a la periodista por haber aceptado la invitación, al incumplir con ello el código ético periodístico que sugiere «no aceptar retribuciones de terceros que puedan influir en informaciones u opiniones de cualquier naturaleza». Sí, está feo que Iberdrola invite a periodistas y que estos acepten la invitación pero, si con ello va a comprar la opinión de alguno, no será de una periodista deportiva que lleva más de 20 años hablando de cuestiones que nada tienen que ver con empresas de energía ni nada que se le parezca. También se apuntaba a una sanción derivada de la ausencia de María en su puesto de trabajo como presentadora de los deportes del fin de semana, algo absolutamente normal en cualquier trabajo, en el que uno puede pedir un par de días de sus vacaciones para asuntos personales.
Podemos estar de acuerdo en estas sanciones, estos feos o defender el derecho de la presentadora a hacer unas cosas y otras pero, si algo estaba claro en TVE, es que María Escario tenía los días contados en la cadena, al menos en primera línea. Si fue primero la intención de apartarla y luego los feos por ambas partes o si estos últimos han sido consecuencia de una mala actitud de ella es algo que desconocemos, pero a nadie ha sorprendido la noticia de que finalmente será sustituida como conductora de las noticias deportivas de los informativos del fin de semana.
No sorprende, pero es motivo de polémica y protestas por parte de quienes se lamentan de que se prescinda de una profesional con tanta experiencia, recordando entre otras cosas unas recientes palabras de Escario en una entrevista en la que afirmaba que el mal de muchas empresas era el afán por desprenderse de profesionales con experiencia y «mover banquillo». Efectivamente, la trayectoria de cualquier profesional es esencial a la hora de hacer un buen trabajo, importante para enseñar a los jóvenes que vienen detrás y te miran como un referente, garantía y solvencia en un puesto de trabajo, pero ojo, que no estamos hablando de un puesto de trabajo cualquiera. Esto no es un estudio de arquitectura, un despacho de abogados, una universidad o un hotel, se trata de televisión, de espectáculo, de información, de un medio que ha de mantenerse vivo y fresco, que ha de tener ritmo, crecer, adaptarse a las nuevas audiencias, a las nuevas formas de hacer televisión y, aunque TVE tiene otro estilo como cadena pública que es, eso no significa que no deba renovarse, refrescar su imagen periódicamente.
La información de los telediarios en TVE, como en el resto de cadenas españolas, no hace análisis, se limita a contar noticias y por lo tanto, el peso que pueda tener la experiencia de sus bustos parlantes es mucho menor que el que pueda tener una columna de opinión en prensa, por poner solo un ejemplo. La información deportiva además es un espacio ligero, uno en el que es más fácil recurrir a un periodista joven sin que afecte a la credibilidad de la cadena que si hablamos de información política o social. Y aún así, los puestos de presentador de telediario no son puestos de funcionario, no son en propiedad, y no han de serlo, pues renovarse es fundamental. Hasta Matías Prats ha visto amenazado su puesto recientemente cuando Carlotti afirmó que se estaba planteando renunciar al informativo de noche.
Es normal que María Escario esté molesta por su sustitución, si le gusta su trabajo, tan normal como que después de 20 años alguien haya decidido que es tiempo de cambiar de cara… y no pasa nada, no ha de pasar nada.
100% de acuerdo con absolutamente todo el artículo.