Desde que arrancara en TVE hace ya un año, las críticas al programa Entre Todos que Toñi Moreno presenta en las sobremesas no han cesado. Críticas de todo tipo, desde acusaciones de fomentar la caridad mal entendida, abusos o mala utilización de la figura de niños o discapacitados y hasta una demanda por plagio procedente de quienes durante años han estado emitiendo este mismo formato en Canal Sur.
A todas ellas se ha respondido con una defensa a ultranza del modelo de servicio público que ofrecía, afirmando que Entre Todos solo estaba en antena para ayudar a los desfavorecidos, para facilitar cadenas de favores y, sobre todo para ayudar. Ni un solo atisbo de autocrítica, ni una sola rectificación por parte de directivos del ente y siempre apoyo total al programa y su presentadora. Hasta ayer, cuando, concluido el año de contrato suscrito con el programa, se informa de la no renovación del mismo.
Si tanto bien hacía, si tan contentos estaban con ello, sorprende que haya durado apenas un año, aunque no creo que escuchemos ni un solo lamento, al menos entre la crítica televisiva, que ha sido tremendamente dura con el programa, especialmente por explotar el dolor ajeno para hacer espectáculo y también por considerar que el programa buscaba que los ciudadanos solventaran problemas que corresponden a los gobiernos, que se desentendía así de ellos.
Personalmente, no veo nada de malo en servir de vínculo entre personas que pueden y quieren ayudarse, muchas de las cuales se enfrentan a un sistema que, efectivamente, no les da respuestas, que es lento e ineficiente. Lo han llamado caridad y en muchas ocasiones lo es, pero también son caridad los comedores sociales, las donaciones de libros o prendas de vestir que ya no necesitamos y nadie pone el grito en el cielo por ello.
En sus acepciones tercera y cuarta, la palabra caridad es definida por la RAE como:
3. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados.
4. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
Lo de limosna siempre nos ha parecido algo peyorativo, no tanto la acepción cuarta, que se refiere a la solidaridad, a la ayuda a los que sufren y como tal, debería suponer una de las virtudes del programa y, sin embargo, ha sido lo más criticado. ¿Qué ha fallado?
Posiblemente la actitud de la presentadora no se haya entendido. Yo desde luego no comparto sus formas, su exceso de naturalidad, su euforia desatada, sus saltitos cada vez que tenía nueva llamada. Lo que para muchos posiblemente sea su principal característica diferencial, lo que la hace valiosa como presentadora, distinta al resto de profesionales que se enfrentan a un directo cada día, es también uno de sus defectos, enfrentada al menos a un programa como este, que precisa de una delicadeza que quizá ella no tenga, no con mala intención, sino por exceso de colegueo, de fiesta.
Se hablaba de la posibilidad de que, con Mariló con contrato por renovar y la información de que, pese a la cancelación de Entre Todos, Toñi Moreno seguirá ligada a la cadena pública, esta pudiera pasar a presentar el programa de las mañanas, en lo que supondría un cambio radical de estilo. Pese a que no soy yo fan de Mariló, creo que no es el camino, de hecho, no veo camino posible para Toñi, al menos en la TVE que yo imagino, que lamentablemente no es la que tenemos.
Es que lo que canta mucho en un programa pretendidamente solidario es una presentadora cobrando un sueldazo.
En absoluto estoy diciendo que tuviera que trabajar gratis. Digo que, si tantas ganas tenía todo el mundo de hacer un programa solidario, la primera que debía haber empezado con esa actitud es ella.