Más del 80% de la audiencia del día de ayer, festivo en parte del país, la acapararon los canales que retransmitían la coronación de Felipe VI. En un país en el que parece que republicanos y monárquicos están a la par, resulta llamativo que un evento tan institucional como este haya acaparado tanta atención en la ciudadanía, aunque sean muchos los que lo hayan visto únicamente para despotricar contra los nuevos reyes, la monarquía en general y España como un todo culpable de nuestros males. Y es que no es necesario ser fan de lo que transmite la televisión para estar pegado a ella cuando tienen lugar este tipo de eventos, sean históricos o no, nos gusten o no.
Lo mismo ocurre con los partidos de fútbol de grandes competiciones como el Mundial de fútbol. Es evidente que la derrota de España reducirá notablemente el interés de gran parte de la ciudadanía por el mundial en general, pero no es menos cierto que el resto de partidos que se están retransmitiendo en Cuatro y Telecinco están logrando unos muy buenos resultados y que, independientemente del desempeño de nuestra selección, se trata de una competición de alto nivel, una en la que conocemos a muchos de los protagonistas que juegan en nuestra liga y que no compiten con España, una que atrae a los seguidores del fútbol como deporte en general y a muchos curiosos que saben que alemanes, argentinos o brasileños han dado grandes momentos deportivos que como espectadores televisivos merece la pena ver.
Cuando se puja por las grandes competiciones deportivas en las que hay participación española se corre un cierto riesgo, uno que se asume bien desde el principio, el de que los nuestros caigan en las primeras fases del campeonato y el interés general se vea reducido, que se lo digan si no a los que llevan años siguiendo a un Fernando Alonso que no termina de reencontrarse con el éxito y que, pese a todo, sigue logrando excelentes resultados de audiencia cada dos semanas. ¿Que serían mucho mejores si Alonso estuviera luchando por el campeonato con opciones? Por supuesto que si pero, creada la afición, se puede mantener el interés durante años.
Ocurre lo mismo cuando las parrillas se vuelcan en retransmisiones que toda la competencia emite al mismo tiempo, un planteamiento que a priori puede resultar absurdo, poco competitivo y falto de visión estratégica o incluso despilfarro, pero que parece inevitable, una de esas ocasiones en las que, aunque intuyamos que TVE se va a llevar la mayor parte del share, como así fue pese a lo aburrido de sus comentarios institucionales y encorsetados, parece obligatorio sumarse y hacer además de ello un gran evento informativo.