Pese a que ya hablé del tema en mi post de ayer, tengo que volver sobre el análisis de la victoria sorprendente de Podemos, tras las muchas opiniones sobre el asunto que se han podido leer en estas horas, muchas de ellas reduccionistas, tanto por parte de unos como de otros, en ocasiones por exageración, en otras porque hay cuestiones que de tan obvias que parecen, terminan por desvirtuar el mensaje que se lanza. En este último apartado es dónde creo que ha podido quedar mi comentario, cuando me he referido al éxito de Pablo Iglesias y su partido «por salir en televisión».
Es evidente que nadie consigue una cantidad de votos como los conseguidos por Podemos única y exclusivamente por tener presencia en pantalla. De ser así, personajes como Javier Nart o Elpidio Silva también habrían tenido un éxito rotundo y solo el primero puede estar medianamente satisfecho. A diferencia de Iglesias, Javier Nart es un habitual de las tertulias desde hace años y su presencia e ideas son tan conocidas como las de los políticos de siempre. Su forma de pensar no nos llama la atención, su mensaje no cala de la misma manera, es como alguien «de casa». Por su parte, el juez Elpidio Silva se ha paseado por las televisiones hablando «de lo suyo», lo que rápidamente desconecta al espectador de un posible aspirante a trabajar para todos y estoy segura de que un importante sector de la audiencia ni siquiera sabía que se presentaba a las elecciones o con qué partido lo hacía.
Ese ha sido otro de los grandes aciertos de Podemos, identificar el mensaje con el partido a través de la fotografía de su líder, presente en todas las papeletas como logo inequívoco. Cuando eres un partido pequeño y solo, o principalmente, se te conoce por salir en la tele, poner tu foto en la papeleta te asegura que, votantes y no votantes tengan claro, en la maraña de opciones sobre la mesa y sin necesidad alguna de leer la lista de candidatos, que ese es el que sale en televisión diciendo cosas que suenan bien (voy a votarle) o que me ponen los pelos de punta (cualquiera menos ese). Negar la evidencia que ellos mismos como partido han constatado con esa elección de logo no tiene sentido.
Lógicamente, para conseguir votos, tántos votos, no basta con ser un tipo diferente que sale en las tertulias políticas, hay que conectar y hacerlo con la gente adecuada, incluso enfrentarse de forma airada y llegando a los juzgados con alguno de tus principales rivales ideológicos (lo saben los famosetes de medio pelo que salen en Sálvame ¿no lo van a saber personas con carrera?). Como decía @josemanuelrodos, esta misma presencia, con estas mismas ideas, día tras día en el programa de Mariló de TVE no habría logrado la misma repercusión, pues el público no tiene esa afinidad con el mensaje que sí tiene La Sexta y programas como Al Rojo Vivo o La Sexta Noche, y también en Las mañanas de Cuatro, donde se ha prodigado en no pocas ocasiones, público también muy afín al mensaje del partido. Una vez más, el tema de las audiencias de nicho que pocos medios de comunicación quieren o saben explotar, se demuestra aquí clave para la victoria electoral de un partido cuyos mítines se han dado en canales y programas de audiencia menor pero mucho más adecuada, consiguiendo llegar allí donde otros se diluyen en audiencias masivas.
Por último, no entiendo la manera en que algunos se molestan porque digamos que la televisión ha sido un potente amplificador del mensaje de Podemos, ni por qué se reniega de ello, empezando por el propio Carlotti, que ayer se revolvía en su cuenta de twitter contra estas afirmaciones. Él debe saber, mejor que nadie, que ha sido una de sus cadenas la que ha hecho llegar el mensaje a mucha gente que de otro modo no habría votado o lo habría hecho a otros partidos pequeños diferentes, solo por no votar a «los de siempre». El mismo García-Ferreras, al frente de Al Rojo Vivo, un par de días antes de las elecciones hacía notar la importancia de la presencia de Pablo Iglesias en los programas de La Sexta como elemento a tener en cuenta en una campaña electoral y le preguntaba su opinión al respecto. Como él, somos muchos los que sabemos que, con foto incluida y con el doble de presupuesto, de no haber pasado por la tele, la mitad de los electores que vieran la papeleta habrían pensado que se trataba de un partido pro-selección española de fútbol de cara al próximo mundial.