Que coincidan en el mismo fin de semana dos eventos tan relevantes a nivel televisivo como la final de la Champions y unas elecciones es algo fuera de lo común. De hecho, aún hoy sigo sorprendida de la falta de cabeza de los que deciden las fechas de los comicios, haciendo coincidir dos fechas de estas características, habiendo en Europa tantos países de peso con equipos susceptibles de estar presentes en la final. No es solo la atención mediática que supone en los países que logran colar un equipo en la final, imposible de adivinar en el momento en que se pone la fecha, sino los problemas derivados de una jornada de reflexión que ha de ser tranquila en las calles (aplauso para las aficiones de Madrid que supieron estar a la altura y para la flexibilidad de una delegación del gobierno que supo aguantar hasta la llegada de los jugadores sin disolver a las masas, apenas un par de horas antes de que diera comienzo la jornada). Cuestiones civiles al margen, el fin de semana ha dejado más de un titular televisivo, muchos de ellos combinando ambas cuestiones: política y fútbol, tantas veces coordinados.
El más evidente desde mi punto de vista, la sorprendente victoria electoral de Podemos, el partido de Pablo Iglesias al que muchos de los espectadores de La Sexta reconocen por su participación habitual en las tertulias políticas de la cadena. Por si hay aún quién piensa que la televisión no es ya un fenómeno de masas, por si hay aún quién cree que como político no ha de estar «mezclado» con periodistas y otros miembros relevantes de la opinión pública, aquí tenemos la prueba más evidente. Aupado por la posibilidad de dar un mitín permanente en cada programa en el que participa (¡qué peyorativo suena el sustantivo mitin!), Pablo Iglesias ha conseguido que su mensaje cale en una sociedad descontenta a la que los políticos no llegan desde sus púlpitos habituales, mucho menos desde sus algaradas públicas en polideportivos y plazas a dónde solo acuden los ya convencidos. No se trata de que la tele sea importante por su alcance, que también, sino por su capacidad de convertir a gente normal en líderes de opinión cuando se comportan como lo que son, gente normal, comulguemos con sus ideas o no.
En este sentido, el de la audiencia masiva, tenemos que mencionar los datos de la final de la Champions, que solo en TVE alcanzaban los 12,3 millones de espectadores en su momento más álgido, el de la prórroga. Sorprende que en todos los datos que se están dando no se mencione la audiencia de Canal Plus, que también emitía el partido, y dónde estoy segura hubo también un importante número de espectadores, entre quienes me encontraba. Contando con el número de abonados de la plataforma y la proporción que tiene contratado el paquete de fútbol, entiendo que no serán demasiados, pero tengo curiosidad por saber cuantos de quienes tenían la opción de elegir, se decantaron por el canal de pago frente a TVE. Curiosidad también por saber, y volviendo al poder de la televisión y la capacidad de convertir en líderes a personas normales, que pasaría de presentarse Casillas o Simeone a las elecciones.
Uno de los planos más comentados de esta final fue el de Florentino celebrando con Aznar el gol del Real Madrid. Puede ser que a mí se me pasara por alto, pero juraría que en la retransmisión de Canal Plus ese plano no se vio y que pertenezca a una cámara exclusiva de TVE captando el palco, pero sin formar parte de la señal internacional que se distribuía al resto de cadenas, bastante mala por cierto. Es algo habitual en un encuentro de estas características en el que para los países que se juegan la copa puede haber actitudes y personas relevantes en el palco que para los demás no tienen mayor interés y que, por tanto, no se ofrecen en el directo. Más que esta celebración entre dos «magnates», a muchos espectadores les parecía tendencioso que en las imágenes de Cibeles celebrando y esperando la llegada del Real Madrid se colara un sospechoso cartel electoral del PP, algo que muchos achacaron a una injerencia en la jornada de reflexión, un plano elegido a propósito para atacar las mentes más reblandecidas, que no saben diferenciar la alegría de un evento deportivo de lo político y seguro que saldrían a las calles como posesos en la jornada electoral para votar al partido, presos de júbilo por la victoria del Real Madrid. La verdad, siempre me ha parecido una exageración cuando se hacen estas dobles lecturas y, aunque quizá el plano podría haberse encuadrado de otro modo para que no apareciera el cartel (de hecho, al principio de la retransmisión se adivinaba la intención del cámara de no incluirlo) finalmente no puedes estar pendiente de estas cosas cuando el objeto de la noticia es puramente deportivo y las calles están trufadas de carteles electorales. No solo se veía en TVE, también Canal Plus y Tiki Taka tenían ese plano y a nadie se le ocurrió pensar que estuvieran pidiendo el voto para el PP.
Por último y también en tono de crítica a TVE, ayer se comentó mucho la atención prestada a la celebración del Real Madrid cuando en toda Europa se estaban celebrando unas elecciones, una atención que ocupó gran parte de la tarde/noche y que solo a las once, cuando ya se daban datos reales de las elecciones europeas, dio paso al análisis político. Mientras al resto de cadenas analizaban los datos que iban llegando desde horas antes, en TVE parecía que no había nada más importante que el fútbol. En favor de la cadena, he de decir que, teniendo en cuenta que hasta las once de la noche no había datos, tampoco se podía comentar gran cosa en una tertulia previa, más allá de datos de participación o encuestas, que para el fracaso que han supuesto, mejor no comentar. Lo verdaderamente chapucero fue que justo a las once, cuando despedían el programa desde el Bernabeu, era cuando empezaba la fiesta allí, con la salida de los jugadores al campo, la presentación a la afición de la copa y posteriores festejos. No costaba nada haber preguntado al Club a qué hora tendría lugar esta salida y haber sido conscientes de que la retransmisión, tal como estaba planteada, y aunque siempre haya retrasos en este tipo de eventos, no tendría sentido alguno.
Si hay algo que divide a las personas en este país es el fútbol y la política. Su confluencia a estos niveles en un mismo fin de semana dará que hablar durante meses. Yo ya he puesto mi granito de arena.
[…] a que ya hablé del tema en mi post de ayer, tengo que volver sobre el análisis de la victoria sorprendente de Podemos, tras las muchas […]