Los dobladores españoles están huelga. Reclaman una mejora en sus condiciones laborales y, como mínimo, un vuelta al convenio por el que se regían sus funciones hasta el momento, anulado tras la reciente reforma de la ley del trabajo. Amenazan con una huelga indefinida hasta que se resuelvan estas cuestiones.
La primera cosa que me vino a la cabeza al leer la noticia fue pensar en la faena que esto suponía para las cadenas y para los espectadores que seguimos las series al día, pero luego, un repaso rápido a la situación general me hizo pensar si esta huelga no llega en un mal momento para los trabajadores a la vista de la escasa dependencia de ellos que el sector audiovisual podría tener.
Un rápido vistazo a la parrilla de las cadenas en abierto nos demuestra que la programación no nacional brilla por su ausencia y, cuando está presente, lo hace con series y otros programas que están lejos de ser de estreno, es decir, ya están doblados. Por su parte, las cadenas de pago que basan su éxito en emitir pegadas al propio estreno americano, lo hacen en versión original subtitulada y, aunque varios días después emiten ya el episodio convenientemente doblado al castellano, podrían sobrevivir bastante bien si tuvieran que hacerlo solo con la V.O.S. Los titulares del día alertando del drama de no poder emitir Juego de Tronos y otras series me parecen una exageración destinada a crear un titular llamativo más que una realidad, pues es de sobra conocida la aceptación generalizada de los subtítulos entre los fans… y no me refiero solo a los que llevan las series en su emisión en canales de pago.
Las más afectadas quizá sean las cadenas temáticas centradas en emitir ‘factuals’ que, pese a lo que pudiera parecer si alguien hace mucho uso de ellas y se encuentra repeticiones constantes de los mismos programas, no son parcas en estrenos, prácticamente todos en otro idioma y con poco interés por la versión subtitulada.
Junto a ellos, lógicamente, canales como Canal + 1, que podría verse afectado si la huelga se alarga en demasía, un problema que afectaría primero a las salas y distribuidoras de películas, que verían como su negocio, ya de por sí en estado crítico, encuentra una nueva piedra en el camino, especialmente ahora que han desaparecido la mayoría de las salas dedicadas a emitir estrenos en versión original.
¿Podría beneficiarse el cine español de esta circunstancia? Debería, sin duda alguna, y quizá viéramos un resurgir de la taquilla nacional, ahora que parece que hay bastantes películas que conectan con el público y que la propia industria ha dejado de insultar a sus clientes cada vez que tiene oportunidad.
Pese a lo que muchos reclaman, la profesión de doblador está lejos de desaparecer y, aunque comparto la idea de que seríamos algo más cultos si nos acostumbráramos a ver contenidos en su lengua original (aunque solo sea por lo que leeríamos de más), no es menos cierto que la industria del doblaje en España trabaja muy bien y que, no siendo necesaria, es muy conveniente. Esperemos que se resuelva pronto, por el bien de sus trabajadores, no tanto por necesidad de los espectadores.