Ayer se estrenó en Antena 3 uno de los tres programas de baile que ya en verano anunciaban competencia directa. TVE se adelantó con el estreno de Mira quién baila en su más tradicional propuesta, la de famosos emparejados con bailarines profesionales, Telecinco anunció que cambiaría los zapatos de baile por unos patines y aún no tiene fecha de estreno y ha sido Antena 3 la que, saliendo al escenario en segundo lugar, ha dado un vuelta de tuerca al formato, poniendo a bailar a parejas reales de famosos, algunas de ellas muy conocidas, otras en las que solo un integrante es personaje popular. Desde los muy reputados Pastora Vega y Juan Ribó, hasta los más desconocidos El Monaguillo y su mujer o Juan José Ballesta y la suya.
El cambio de premisa funciona bien, las parejas resultan más torpes en su desempeño al no ser profesionales o sorprenden por lo correcto de sus interpretaciones precisamente al no haber hecho carrera en la danza ninguno de los dos miembros. Que las imágenes de los ensayos muestren la casa de los protagonistas, con sus fotografías más íntimas, sus dormitorios, sus sofás de colores chillones, hacen que el programa tenga un toque de corazón que alimenta el espíritu cotilla de mucha de la audiencia que la cadena está trabajando, casi como si nos encontráramos ante las páginas del Hola… aunque en ocasiones parezca más un Lecturas.
No podemos pasar por alto a la presentadora, esa Mónica Naranjo a la que a priori podría quedarle grande la conducción de un programa en solitario, pero que ayer se mostró suficientemente suelta, aunque al ser un programa grabado, no sabemos cuántas tomas necesitó para cada una de sus intervenciones. Su papel no era más que el del hilo conductor entre actuaciones y votaciones del jurado, por lo que podemos calificar su presencia de correcta, que es una excelente calificación para alguien que nunca se había enfrentado a algo así. Desde mi punto de vista, no estuvo fabulosa como apuntaban algunos en Twitter, pero si cabe pensar que acabará dominando el escenario a la vista de cómo ha sido su primer paso por él, aunque yo sigo pensando que la vamos a quemar. y me dará mucha pena.
Escenarios llenos de luz y colores, sets llenos de bailarines y elementos de atrezzo que adornaban los temas a bailar y una acertadísima selección musical, con canciones conocidas por todos y, lo más importante, sin versionar, en uno de los grandes aciertos del programa. Pese a todo, A bailar se queda en programa gris, sin ritmo, poco rodado y que tiene a su principal enemigo en casa: el programa de los jueves Tu cara me suena. Y es que el formato es tan parecido, que no podemos evitar pensar en uno mientras vemos el otro, con las evidentes carencias del que acaba de empezar y, muy especialmente, sabiendo que ambos se emiten en la misma semana. Si este programa se hubiera emitido una vez terminada la temporada de Tu cara me suena, las referencias habrían seguido siendo evidentes, el rodaje hubiera seguido siendo necesario, las carencias seguirían estando ahí, pero no tendríamos la sensación de asistir a un día de la marmota desmejorado. Creo que la decisión de emitirlos juntos es un error, aunque las audiencias del primer día me desmientan, con un muy buen resultado para un programa que en ningún momento pretendía competir contra El Príncipe, imparable.