La semana pasada Mediaset anunciaba cual sería el primer invitado del nuevo programa de Cuatro presentado por Risto Mejide, Viajando con Chester: nada menos que el ex-presidente del gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero. Un personaje poco televisivo, aburrido como orador, sin mucho más que decir tras sus ocho años de gobierno pero que, sin embargo, enfrentado a un personaje como Risto, cobraba de pronto un inusual interés. En aquel momento, la principal cuestión era saber si el entrevistador sería el que todos hemos conocido durante una década de televisión, alguien muy crítico, muy ácido, con mucha rapidez mental para sacar defectos y colores al que tiene enfrente o si, en un deseo de abandonar el papel, Risto se mostraría sosegado y complaciente, agradecido por la oportunidad de cambiar de registro. Ayer mismo, en un íntimo preestreno ofrecido por Mediaset, hemos podido comprobar que el resultado es una buena mezcla de ambas cosas.
En su primera entrega, Viajando con Chester tiene tres protagonistas: su Risto, Zapatero y Jorge Lorenzo. Muchos pensarán que el presentador de un programa de entrevistas nunca debe ser considerado como un protagonista pero en este caso lo es, primero porque no se trata de una entrevista, sino de una charla entre dos personas sentadas en un sofá, hablando de igual a igual; segundo, porque en un par de ocasiones vemos como la conversación se vuelve tan distendida que es el propio «entrevistado» el que hace preguntas a Risto quién, lejos de revolverse y recolocarse en el papel de «aquí el que pregunta soy yo», responde sin ningún problema y muestra su opinión sin recelos. Las ventajas de no ser periodista y no estar haciendo un programa de entrevistas.
Producido por La fábrica de la tele, sí, los mismos que hacen Sálvame, este programa no consiste únicamente en sentar a dos personas a charlar en un sofá inglés, sino que existe un trabajo de documentación detrás que envuelve todo el producto con imágenes y sonidos que complementan la charla, con recuerdos a momentos que han marcado una historia y que permiten al espectador ponerse en contexto y que, sin ningún género de dudas, cambian la percepción que podamos tener de lo que dice el personaje protagonista, contradiciéndole o simplemente recordándonos momentos que pudieron parecer insignificantes en un momento dado y que ahora cobran una especial importancia.
Con el debido respeto a quien se presta a darte una entrevista, a formar parte esencial de un programa de televisión, Risto consigue lo que se espera de él: incomodar a quién tiene enfrente, lograr que mantenga la guardia alta por si acaso, pero al mismo tiempo doblegarse ante quién le habla con una franqueza a la que este tipo de personajes no están acostumbrados, haciendo que se revuelvan en el asiento y a veces también en la propia charla. Risto pregunta lo que muchos de nosotros como gente de la calle querríamos saber, sin cortarse y repreguntando cuando hace falta, esa virtud tan poco habitual en los periodistas patrios. Con Jorge Lorenzo entra en cuestiones personales que pueden llegar a incomodar también al espectador, pero con Zapatero, reconozco que la extensión de la entrevista me supo a poco, que hubiera querido escuchar más, no solo por lo acertado de las preguntas, también por la fantástica edición del programa, que hace hincapié en silencios, expresiones, muecas a las que en alguna ocasión solo faltaba algún efecto de sonido tróspido y que en una pequeña sala de proyecciones despertaba la risa de los asistentes con gran naturalidad.
Viajando con Chester es un sencillo pero muy buen programa, en un tiempo en que la entrevista pausada no se lleva, donde todo es ritmo, tensión, trucos para no perder al espectador. Su segunda entrega contará con Miguel Ángel Revilla e Iñaki Gabilondo, otros dos personajes muy atractivos por lo que tengan que decir enfrentados (por la posición en el sofá, se entiende) a un conversador atípico como es Risto Mejide.
La mala noticia es que el estreno del programa está confirmado ya para este domingo a las 21:30, en competencia directa con Salvados, que tiene un público muy afín y que precisamente esta semana cuenta con un especial dedicado al 23-F, especial que de hecho no está considerado como una edición extendida de Salvados, sino como un programa aparte, con el nexo común de su presentador: Jordi Évole. Una buena ubicación para un público que ya está acostumbrado a contenidos político-sociales y que podría estar algo cansado de la fórmula de Évole, pero una mala semana para empezar, contra un especial que se anuncia como centro de grandes revelaciones. Una verdadera lástima.
Lo siento, pero no puedo estar de acuerdo, Risto, me parece un tipo deshumanizado, grosero y con muy poco tacto y sobre todo con poca capacidad de hacer crítica y sobre todo de hacer que un entrevistado diga la verdad, es el «Belén Esteban» del marketing y todavía estoy intentando saber qué es lo que ha hecho este señor para tener un programa de entrevistas.
Si además, veo la promoción del programa, en donde Risto comenta que una persona que no hable inglés no puedo ser presidente del gobierno, argumento que me parece clasista, convertir a los ciudadanos en primera categoría, segunda, etc. Hay otras muchas cosas importantes que debe de tener un presidente que no el inglés, me pregunto si ¿Obama sabe Español? o cualquier ex presidente EEUU, recuerdo que es el segundo idioma de país, pero si además, un Ex presidente de gobierno, tacha este argumento como «REACCIONARIO», ya me parece triste, muy triste y pierde todo interés.
Desde luego y sin duda, yo me quedo con Jordi Évole.